sábado, 29 de agosto de 2009

Inicio de temporada

Se me están acabando las vacaciones, como a tanta gente. No han sido vacaciones del todo, porque he trabajado durante el verano, pero las ha descansado y disfrutado como si lo hubieran sido.
Sigo preparando las primeras clases –y la visión de conjunto de todo- y pensando en un libro nuevo. En agosto terminé una novela infantil, a la que seguramente tendré que volver para retocarla; me llena de satisfacción haber terminado ese pequeño libro. Ahora, cuando repaso los contenidos de mis cursos, pienso en cuánta información nos metemos en el cuerpo y lo importante que es, por encima de eso, pensar, aprender a pensar, reflexionar bien para luego actuar mejor.
Durante todos los cursos de nuestra formación, desde pequeños, nos han enseñado a memorizar, y me temo que el utilizar bien lo aprendido ha corrido por nuestra cuenta. Debemos utilizar constantemente la información que metemos en nuestra cabeza, para que no se llene de polillas rápidamente, inútil. Que todo lo teórico que aprendamos tenga un efecto inmediato para que pueda ser útil a largo plazo.
La sabiduría consiste en pensar, decir, actuar bien.
He trabajado, y trabajo, mucho el periodismo, que supone el corto plazo, el andar sobre el alambre, aunque toda palabra que decimos o escribimos, todo lo que hacemos, es el punto final de una larga cadena que viene de muy lejos.
Me gusta trabajar a largo plazo, invertir. Sé que todo lo que hago, también, va a tener un efecto en el futuro, una repercusión, y lo veo constantemente. Constantemente estoy recogiendo frutos de lo sembrado hace mucho tiempo, a menudo en mi infancia. El trabajo del escritor, en gran parte, consiste en eso. Hundimos nuestro cubo en el pozo de nuestra vida, de nuestras lecturas, de nuestra imaginación y cultura, labradas de ayer y de siempre, y lo lanzamos al futuro. A veces le llega al lector nuestro fruto años después de haberlo sembrado.
Esto es satisfactorio y enseña a ver las cosas con gran perspectiva. He aprendido a ver la vida, las personas, con amplitud, y también, todo lo que puedo, a controlar mis juicios.
Pido constancia y esfuerzo para esta nueva temporada que empieza. Somos como los futbolistas; el año empieza en septiembre, no en enero. Hemos descansado, me noto con las fuerzas recuperadas, y al mismo tiempo lleno de una leve inseguridad, un ligero miedo. Esto es bueno. El exceso de confianza es fatal, pero gracias a eso se han iniciado muchas grandes empresas. La seguridad se confunde en ocasiones con la fe; la fe es un tipo de seguridad.
He hecho los deberes: me he preparado todo lo que tenía que prepararme. He seguido fiel a mis convicciones. Hago lo mismo de siempre con algunos cambios. Me conozco: no soy perfecto, ni muchísimo menos, pero tengo virtudes y cualidades que estoy dispuesto a explotar, minuciosamente, incluso las que no he explotado. Creo que en general todos somos mejores de lo que estamos dispuestos a ser.
No se trata de demostrar nada. Se trata de vivir mejor, cada día y con la perspectiva de la lejanía. Eso que llaman un proyecto, o varios, sabiamente entrelazados.
Muchos estamos a punto de atravesar el túnel de las vacaciones hacia el trabajo normal. Seamos serios, todo lo que podamos, pero no perdamos la alegría de vivir. Habrá problemas, nos hartaremos, habrá baches, todo pasará… momentos malos y buenos. Lo que importa es lo que somos y lo que queremos ser, aunque los cambios sean mínimos.
Esto lo hemos hecho muchas veces. Quien más quien menos todos vamos cumpliendo años. Ya tenemos cierta experiencia. Dice Epicuro que lo bueno del dolor es que, cuando es grande, es muy breve, y cuando es largo es muy poco intenso.
Suponiendo que volver a trabajar sea un dolor, éste va a ser muy poco intenso. A los dos días ya se nos habrá olvidado lo que nos costaba empezar a trabajar. Ya estaremos inmersos en nuestros deberes y en nuestras pequeñas ambiciones. Que la suerte que tiene la gente a la que les gusta o apasiona su trabajo –yo me encuentro entre ellos- contagie a los demás. El trabajo siempre es trabajo, y tiene sus inconvenientes y códigos, aunque seas la persona más realizada del mundo.
Bienvenidos a la temporada 2009-2010. Que juguemos buenos y grandes partidos. Que disfrutemos en el campo. Que lo hagamos por algo y para algo.

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