viernes, 30 de octubre de 2009

"Borges"

Hace tres años publiqué en "Expansión" y en "Generación XXI" dos críticas sobre "Borges", de Adolfo Bioy Casares. Las publico aquí. La primera salió en "Expansión" y la segunda en "Generación XXI". La mejor manera que tengo de enseñar a mis alumnos es recordar lo que he hecho, aunque por supuesto no deje de mirar lo que otros hacen o han hecho. Mis alumnos tienen que hacer críticas literarias de una serie de libros, y se me ha ocurrido que éstas mías sobre un libro tan interesante, reseñas breves, pueden ayudarles.
Escojo estas dos críticas por todo lo que he aprendido de Borges y de Bioy Casares. Ambos autores pertenecen a una época en la que todos mis ídolos pertenecían a la literatura. No me avergüenzo de decir "ídolos", porque para mí los escritores eran como para otros estrella de rock o actores. Aunque quizá les tenía demasiado cariño como para ser ídolos.
Ahora me he calmado. Ya no admiro tanto, aunque sigo aprendiendo de una serie de escritores, cada vez más lejanos de mi tiempo.



UN FESTIVAL LITERARIO


Título: Borges
Autor: Adolfo Bioy Casares
Editor literario: Daniel Martino
Editorial: Destino
Año: 2006
1663 páginas
60 €


Adolfo Bioy Casares, ya muerto Borges, acarició muchas veces la idea de escribir un libro sobre su amigo íntimo. Lamentaba profundamente algunas de las injusticias que vertían otros autores sobre él. “Yo callo y dejo que otros mientan.”, le confió al editor de este libro, Daniel Martino, con el que desde ahora estamos en deuda.
“Lo que podría hacer es sólo contar cómo lo vi yo –le dijo Bioy a Martino-, cómo fue conmigo. Corregir algunos errores que se cometieron sobre él, defender a Borges y, sobre todo, defender la verdad.” Nunca escribió esa biografía, pero dejó que otro reconstruyera ese libro soñado espigándolo de su oceánico diario íntimo.
El resultado es un verdadero festival literario, aunque no sea para todo el mundo. Este grueso volumen (desde 1947 a 1989) hará las delicias de los apasionados de Borges y de Bioy, será muy útil para los estudiosos, pero debemos reconocer que es tanta su densidad, su ambición y su poder notarial que no es un libro para todos los lectores.
Sin embargo, y esto es hermoso, es un testimonio único sobre una amistad, sobre dos vidas de escritores, sobre el arte y la creación… Borges comía cada tres días en casa de Bioy; eran más que hermanos: hay veces que parece que hablan por puro juego, como si se hubieran entendido igual sin palabras.
Bioy veneraba a Borges: “Toda colaboración con él equivalía a años de trabajo.” Y Borges admiraba sinceramente a Bioy. El lector tendrá la sensación de haber sido invitado a la vida de dos colosos, y creerá que Dios o los dioses fueron muy generosos con estos dos escritores, porque el destino los unió y su trabajo (trabajaron muchísimo), sus infinitas conversaciones, sus paseos… siempre con la literatura al fondo o en primer plano, es una forma sofisticada de la felicidad.



Eduardo Martínez Rico



BORGES
“El día a día de un genio”

Autor: Adolfo Bioy Casares
Editor literario: Daniel Martino
Madrid, Destino, 2006
Ensayo - Diario íntimo
Págs: 1663


Un genio da para todo, no sólo para escribir obras geniales, pintarlas o filmarlas; también para decir chistes, comer en casa de sus mejores amigos y no parar de conversar. En gran parte así fue la vida de Jorge Luis Borges, para algunos el más grande escritor en lengua española del siglo XX.
Borges sólo podía escribirlo Adolfo Bioy Casares, su inseparable amigo, su colaborador en antologías, libros de cuentos, infinitas “contratapas”… Su colaboración fue incesante, fecunda y gozosa, y ha llegado hasta este libro.
Bioy llevó un diario hasta morir de miles de páginas. Daniel Martino, con el permiso del autor, empezó a extractar aquellos fragmentos en los que Bioy hacía referencia a Borges. Gracias a eso tenemos el testimonio casi notarial de la vida de ambos en común, que fue mucha vida.
El libro va del año 1947 hasta 1989, y a partir de hoy todos los estudiosos de Borges –y de Bioy- tendrán que acudir a él. Aquí se muestra el trasfondo del trabajo literario y de la vida literaria. Los dos eran escritores, pero es que además Bioy estaba casado con Silvina Ocampo, otra escritora.
El registro es muy minucioso. Sin la devoción de Bioy por Borges no existiría este libro; algunos han insinuado que Bioy tenía envidia a Borges por estar siempre en un eterno segundo plano, pero Bioy da continuas pruebas de ser un amigo generoso y entregado. Borges admiraba a Bioy, al que tenía por muy inteligente y el perfecto interlocutor; pero es que Bioy idolatraba a Borges, lo que no le impedía mostrar sus defectos y manías. Como si se compadeciera de que un hombre tan genial también tuviera esas debilidades.



Eduardo Martínez Rico

Qué sé yo

Ayer publiqué esta columna en "El Norte de Castilla":


El filósofo Michel de Montaigne, del que hablé hace unas semanas, se lanzó a sí mismo la siguiente pregunta en el comienzo de sus magníficos "Ensayos": ¿qué sé yo? Esta pregunta desencadena toda su reflexión, toda su obra. Conviene saber cuáles son los fuertes de cada uno antes de realizar cualquier prueba. Aquí me dispongo a hacer, en breve, lo que hizo Montaigne.
Por una parte tengo unos conocimientos o habilidades profesionales, y por otra extraprofesionales. Sé escribir, soy un buen lector, sé enseñar, conozco bien la literatura y el periodismo, por estudio, por afición y por trabajo. La carrera que estudié, Filología Hispánica, en la que me enseñaron mucho más que lengua y literatura, me dio una base humanística grande. Puedo leer, o puedo ver, literatura, arte, filosofía, y sé lo que estoy haciendo. Lo que aprendí se ensancha y cada vez aprendo más.
He leído muchos libros, quizá demasiados, y los sigo leyendo, con lo cual el bien o el mal va en aumento. Cada vez, es posible, escribo más, que es una forma de meditación, de reflexión, de puesta en claro lo que uno es, y una magnífica manera de llegar al otro, muchos o pocos, multitudes o grupos de amigos o expertos. Quién sabe.
Me gusta mucho el deporte, y lo practico asiduamente, luego sabré de deporte. No lo veo mucho en la tele, pero raro es el día que no salga a correr, que no juegue al tenis, que no nade un poco, que no haga algo de deporte.
Durante años fui mucho al cine, una película a la semana por lo menos, y también veía muchas películas en vídeo. Hoy ya no lo hago tanto, pero sin duda esto me ha creado un buen fondo para hablar con los demás, para entender mejor el cine y para escribir de otra forma. Creo que tengo un buen conocimiento cultural, amplio y rico, siempre proclive a aumentar.
Conozco a las personas, porque me gusta tratarlas, aunque algunas veces me han dicho que soy ingenuo. También me dicen que soy buena persona, y creo que las dos cosas están muy conectadas. Cuando a uno le gustan las personas, las busca, las trata y aprende de ellas. Tenemos muchas mezquindades, pero también muchas grandezas. Si fuera más desconfiado diría que conozco bien la naturaleza humana, pero no soy tan desconfiado: es posible que siempre crea que las personas que conozco son mejores de lo que son en realidad. En todo caso tengo esperanza de que lo sean.
Hubo una época en que me precié de conocer a las mujeres. Si esto era verdad, se me ha debido de olvidar, o me he quedado desfasado. También debo decir que he perdido cierto espíritu deportivo útil a la hora de tratar a las mujeres. Aclaro que soy soltero y todavía quiero ligar.
Sé de libros y de lo que contienen, lo cual es mucho, porque en los libros entra el Universo, pero a veces me pregunto si no he perdido cierto contacto real con las cosas y las personas. La realidad de los libros no es menos real que la realidad de la calle, pero es otra realidad, complementaria quizá, explicativa, esencial, pero otra.
Sé muy poco de números, de ciencia, de matemáticas; me he quedado con la educación del colegio, que tampoco está mal, porque noto que funciona cuando lo necesito. Me interesa la ciencia y me gusta la divulgación científica, pero no tanto como para abandonar las letras. Siento, de todos modos, que se produjera la distinción y especialización entre letras y ciencias. Hubiera podido ser más completo.

jueves, 29 de octubre de 2009

Escribir

Escribir es nadar en la oscuridad, haciendo luz.

miércoles, 28 de octubre de 2009

El error

Después del error viene la luz.

martes, 27 de octubre de 2009

Pedro Ruiz y "Escándalo en palacio" - Cuestionario de clase

El jueves voy con mi clase de Periodismo Cultural a ver "Escándalo en palacio", la obra que Pedro Ruiz está representando en el teatro Reina Victoria de Madrid. Sobre estas preguntas vamos a introducir la figura de Pedro Ruiz y preparar la visita al teatro.


-¿Conocéis a Pedro Ruiz?

-¿Qué imagen tenéis de él?

-Pedro dice que polifacético en España no es un calificativo positivo, pero ¿qué facetas de Pedro Ruiz conocéis?

-¿Qué es lo que más os gusta de su trabajo?

-Pedro puede ser una persona que levante pasiones o ser rechazado totalmente. ¿Qué pensáis sobre esto?

-¿Os acordáis de las entrevistas de "La noche abierta" en La 2? ¿Qué os parecían? ¿Qué destacaríais?

-Tiene fama de tener mucho ego. ¿Qué es para vosotros el ego? ¿Tenéis ego vosotros? ¿En qué podéis notar que Pedro tiene mucho ego?

-Analicemos el ego, nuestro ego, el ego de Pedro Ruiz, el ego en los artistas y escritores.

-¿Qué papel puede jugar el ego en el arte?

-¿Le habéis visto en el teatro alguna vez? Si es así, ¿qué opinión os merece?

-¿Cuántas veces fuisteis al teatro el año pasado?

-¿Qué pensáis del teatro?

-¿Creéis que va a desaparecer o que no va a desaparecer nunca? Hay quien dice que el teatro lleva en crisis desde los griegos. En esto me recuerda al periodismo y a la literatura. Y al mercado editorial.

-Pedro tiene un doble atractivo, por su trabajo y por su personalidad, por su condición de personaje. ¿Qué opináis de esa personalidad?

-¿Y de ese personaje?

-¿Alguien vio la entrevista de doce horas que le hicieron en Veo Televisión hace unos meses?

-¿Qué conclusiones sacasteis de ella?

-¿Qué pensáis de la televisión que se hace hoy en España?

-¿Cuántas horas le dedicáis a la tele? ¿Cuántas a Internet? ¿Cuántas a leer? ¿Por qué?

-¿Os gusta más escribir o manejar cámaras y aparatos? (No es incompatible).

-¿Qué esperáis de "Escándalo en palacio"?

-Divertíos, pero tenéis que fijaros en las ideas de la obra, y en la sátira del poder.

-¿Qué es el poder para vosotros?

-A partir del arte, de la literatura, se puede analizar la realidad, la de hoy, la de ayer y la de mañana. ¿Qué nos dice "Escándalo en palacio" sobre el poder, sobre los que ostentan el poder?

-El poder entre bastidores. Lo que no vemos en los periódicos. Un presidente y una primera dama tal vez en el peor momento de su vida. ¿Creéis que una obra de teatro puede cambiar vuestras ideas hasta el punto de desterrar la vida anterior? ¿Puede un libro, un cuadro, cambiarnos la vida?

-Cuando yo salí de "Escándalo en palacio" pensé: "Tiene razón, esto -el poder, la política- debe de funcionar más o menos así." Habría que reflexionar sobre esto.

-Tenéis que fijaros en el fondo de la obra, los diálogos, las ideas, pero también en la estructura, en los escenarios, los vestuarios, todo. En el fondo y en la forma. ¿Qué importancia tiene en el teatro lo que no son palabras? ¿Qué importancia tiene en una obra la actuación de un actor?

-Fijaros en Lidia San José, en la mujer y en la actriz. ¿Os resulta convincente?

-Lo mismo de Pedro Ruiz.

-Pensad si lo que vais a ver, lo que estáis viendo y lo que recordaréis os sirve para algo en vuestra vida.

-¿El arte sólo es arte o sirve para algo más?

lunes, 26 de octubre de 2009

"La guerra de las galaxias", cuestionario-debate

Publico un cuestionario que he preparado para el debate sobre "La guerra de las galaxias" que vamos a tener en mi clase de "Periodismo Cultural" (IE University).


-Ya os conté que George Lucas quería ser piloto de carreras, pero tuvo un accidente de coche, casi mortal, a los 18 años, y en el hospital decidió cambiar. Se interesó por materias como la Arqueología, la Antropología, la Psicología, Historia, Humanidades. Ése es el germen de La guerra de las galaxias, de Indiana Jones y de toda su carrera. Decidió que había estado perdiendo el tiempo. ¿Por qué creéis que cambió?

-¿Qué es un genio para vosotros? ¿Os parece un genio George Lucas?

-¿Os gusta "La guerra de las galaxias. Una nueva esperanza"? ¿Por qué creéis que se ha convertido en un fenómeno universal?

-¿Qué tiene "La guerra de las galaxias" que no tengan las otras películas?

-¿Os parece una película para niños?

-¿A quién le parece una mala película? ¿Por qué?

-¿A quién no le gusta? ¿Por qué?

-¿Por qué creéis que ha sido tan relacionada, y estudiada, con "El señor de los anillos" y "Matrix"?

-Algunos de vosotros sois licenciados en Audiovisual. ¿Alguno quiere ser director de cine? ¿Admiráis a Lucas? ¿Podéis aprender algo de él?

-Ya sabéis que detrás de "La guerra de las galaxias" hay todo un universo cultural, mitológico, histórico, literario. También hay mucho cine y mucha televisión. ¿Podíais sospecharlo?

-¿Qué veis cuando veis "La guerra de las galaxias"?

-¿Por qué creéis que os he puesto esta película en esta asignatura de "Periodismo Cultural"?

-¿Para algunos Darth Vader es el mejor malo de la historia del cine? Para comprender esto hay que ver toda la saga, las seis películas, pero ¿os parece tan buen malo? ¿Por qué?

-¿Cuál os parece el mejor personaje de la película? ¿Por qué?

-¿Qué opináis de los escenarios, los vestuarios, las naves, las armas, etc.?

-¿Por qué esta película ha desencadenado un fenómeno tan grande de fans, de frikis?

-¿Os hace soñar? ¿Os parece una infantilada? Los actores de esta película, mientras la rodaban, estaban muy desanimados porque les parecía una película para niños.

-¿Qué papel creéis que juega en la película Alec Guinnes y su personaje Oby Wan Kennoby?

-¿Qué pensáis sobre Luke? ¿Os parece un niñato, que es lo que piensa al principio de él Han Solo?

-Los que no habíais visto la película antes, ¿os apetece verla otra vez?

-¿Qué le diríais a un amigo que no quiere ver la saga de La guerra de las galaxias para convencerle de que la vea?

-¿Creéis que George Lucas quiso hacerse rico con esta película? ¿Qué perseguía?

-Habéis investigado sobre ella, habéis escrito sobre ella. ¿Qué opinión breve –una, dos, tres frases- daríais sobre esta película en una entrevista sobre cine?

-¿Sobré qué pilares fundamentales construiríais una entrevista a George Lucas sobre esta película y lo que le rodea? ¿Y a Harrison Ford?

domingo, 25 de octubre de 2009

Lema

He decidido adoptar un lema, y lo presento aquí:

Scribere, legere, vivere.


Mente, acto y corazón

Mente clara, abierta; corazón controlado; acto presto.

Definición de periodismo cultural. El concepto de Cultura

¿Qué es un periodista cultural?, ¿qué es el periodismo cultural? ¿Os gustaría especializaros en periodismo cultural? ¿Para qué creéis que sirve el periodismo cultural?

Se pueden dar varias definiciones de periodismo cultural. La más fácil puede ser ésta: periodismo cultural es todo lo publicado en los periódicos referido a la Cultura.
Pero hay otras definiciones. Probemos con la siguiente, también muy simple: “periodismo cultural” es todo lo que se publica en un periódico en la sección de Cultura y en los suplementos culturales.
Pero con estas definiciones corremos el riesgo de dejar fuera manifestaciones culturales como el cine, los toros o los relatos de viajes, muy importantes.
Para definir, o, mucho mejor, entender qué es el Periodismo Cultural hay que entender lo que es el “periodismo” y lo que es la “cultura”, dos nociones muy amplias, como prueban todos los libros que se han escrito sobre una y otra.
El campo en el que nos movemos es tan complejo porque esas dos ideas de periodismo y de Cultura son enormemente amplias, lo pueden abarcar todo. Todo puede entrar en el periodismo y todo puede entrar en la Cultura.
¿Qué es Cultura? Cultura puede incluir cualquier manifestación humana, tanto del mundo, como de un país, de una región o de una sola persona. Cultura, por otra parte, puede tener un carácter instrumental: la cultura, nuestra cultura, por ejemplo, nos sirve para movernos mejor en el mundo, para entenderlo mejor, para ser más hábiles en nuestro trabajo y en nuestra vida en general.

Veamos lo que dice el Diccionario de la Real Academia:

Cultura: del latín cultura. 2. Culto. Homenaje reverente que se tributa a Dios.3. Resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos, y de afinarse por medio del ejercicio las facultades intelectuales del hombre. 4. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época o grupo social. Física. Conjunto de conocimientos sobre gimnasia y deportes y práctica de ellos encaminadas al pleno desarrollo de las facultades corporales. Popular. Conjunto de las manifestaciones populares en que se expresa la vida tradicional de un pueblo.

A nosotros nos interesan las acepciones 3 y 4. La 3 porque ése es el objetivo del periodismo cultural en última instancia, y la 4 porque ése es el ámbito en el que trabaja el periodismo cultural.
El periodismo cultural se ocupa de ese “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época o grupo social”. En nuestro caso, se trataría de la Cultura en todas las épocas.
Volviendo a la tres: el lector busca, leyendo periodismo cultural, “cultivar los conocimientos humanos, y afinarse por medio del ejercicio las facultades intelectuales del hombre”.
Por ahora, poco más hay que decir. El Diccionario, consultado a tiempo, puede convertirse en un oráculo.

La Cultura puede funcionar como una muñeca rusa, como unas cajas chinas, unas dentro de otras. Podemos concretar o ampliar, porque la idea de Cultura da para todo; la última definición de Cultura sería precisamente ésa: todo.
Y todas las actividades del hombre, que hoy son cubiertas por la sección de Política, Economía, Deporte, etc. en el futuro serán tratadas en la sección de Cultura, porque son, entre otras cosas, Historia.
La denostada sección de Cultura de los periódicos al final lo abarca todo. Lo que hoy es actualidad en el futuro será Cultura, y eso será un privilegio para ella, porque significará que ha trascendido, que ha quedado.
En la Cultura el periodista se ocupa de lo perenne, y esto explica, por ejemplo, las conmemoraciones, los aniversarios, los congresos que celebran centenarios…

El debate sobre la Cultura es apasionante, y yo os invito a que me digáis qué entendéis por cultura.

Desde el punto de vista del periodismo Cultura, como podéis comprobar leyendo los periódicos, se entiende por aquellos contenidos que se refieren a la literatura, al arte, al cine, a los toros, a la ciencia, a los viajes, etc. Es muy difícil acotarlo porque muchas veces se refiere al enfoque con el que miramos estos contenidos. Hay muchos contenidos que aparecen en la sección de Cultura, o en los suplementos culturales, que podrían aparecer en otras partes del periódico.

No os voy a engañar. En los periódicos y revistas la sección de Cultura es la niña pobre, la más despreciada, la menos valorada. En un periódico suelen primar los contenidos políticos, tanto nacionales como internacionales. Pero al mismo tiempo la situación de la Cultura en la prensa es paradójica, y el periodista cultural tiene una gran responsabilidad. A todo el mundo le gustaría tener una gran cultura, saber mucho, porque generalmente esto se identifica con la inteligencia, y todo el mundo quiere ser o parecer inteligente, al igual que todo el mundo quiere ser guapo y tener un buen tipo sin trabajar demasiado para ello.
Pero hay algo más que esto. Vivimos en una sociedad que prima a los profesionales de la literatura y de las artes. Esto es muy curioso: por una parte los paga muy mal, pero por otra les da una consideración muy por encima de otras profesiones, quizá muy por encima de todas ellas. Un buen escritor, un buen pintor o un buen director de cine… para la sociedad son más importantes que un político, un banquero o un médico. Estoy generalizando pero esto es así. La inteligencia se identifica con las artes y las letras, y además escritores y artistas tienen un halo diferente, atractivo, que le gusta mucho a la sociedad. Los periodistas culturales hacen de puente entre estos hombres y la sociedad, transmitiendo sus ideas y también ese halo tan especial.
Es decir, el periodismo cultural, por una parte, no es muy valorado por la prensa, pero por otra se ocupa de unos contenidos muy respetados por los lectores.
Se da por supuesto de que es más inteligente, más ingenioso, lo que nos va a decir un gran intelectual, un gran escritor, que un gran político. Ésta es la razón también de que a los intelectuales les pregunten por toda clase de temas, muy alejados a veces de su actividad intelectual o artística, como si fueran oráculos.
En el fondo en sus manos está esa idea, hecha materia, algo concreto, que es la Cultura. Un escritor o un artista dominan, si es que esto existe, la Cultura entendida como algo total, algo permeable que abarca cualquier contenido humano, sea artístico, político, social… porque desde la Cultura se puede llegar a cualquier campo, se puede considerar cualquier campo. La actitud de escritores e intelectuales es abierta, interdisciplinar, porque ellos viven en esa apertura.
Quizá sería mejor definir la idea de la Cultura de una manera más concreta. Os invito a que leáis entrevistas con escritores y artistas, a que veáis por sus respuestas y por las preguntas de los periodistas, en qué campo se mueven. Veréis algo extraordinariamente abierto, rico, sin limitaciones. Es un campo infinito. La cultura es un campo al que no se le pueden poner puertas, como tampoco se las ponen los grandes intelectuales, escritores y artistas.
Viajes, toros, cine, libros, artes… desde los puntos de vista más distintos, con los géneros más variados.
El periodismo cultural es periodismo que se ocupa de la cultura, y dentro de eso la mayor diferencia es la que marca el periodista, haciendo buen periodismo o mal periodismo.
No es un trabajo de mucho relumbrón, porque los grandes premios de periodismo los suelen dar a los periodistas políticos, aunque el periodismo cultural tiene una faceta muy valorada: el columnismo. Esa mezcla de periodismo y literatura que podríamos incluir en el periodismo cultural, y que de hecho yo lo incluyo, merece una gran consideración social, porque la gente sigue a sus columnistas favoritos y algunas veces es capaz de comprar un periódico sólo para leer a un columnista. Hay premios muy importantes de columnismo, como el González Ruano y el Mariano de Cavia, y la condición de columnista es la más codiciada por un periodista, junto con la de director.

sábado, 24 de octubre de 2009

Lee dentro de ti

Lee dentro de ti,
Como la última vez.
Sigue las líneas
De tu rostro interior,
Letra a letra,
Imágenes,
El huecograbado
De tu alma.
Sigue la senda
Que lleva
A la médula.
Sé violento
Con los espejismos,
El brillo falso
Del mal sol,
Y hunde tu pluma
En el flujo
Y reflujo de tu alma.
Cuando te descubras
A ti mismo
Quita máscaras
A la vida.
Paséate desenmascarando,
Porque tú ya
Te quitaste la tuya.


Eduardo Martínez-Rico

(Poema publicado en el Blog de Profesores Poetas).

viernes, 23 de octubre de 2009

La felicidad

Quien dice que la felicidad no existe es porque nunca ha sido feliz. Nó sólo existen momentos de felicidad, como dice el tópico; hay una felicidad constante que atraviesa todos los problemas. Lograrla es una conquista que no nos abandona. ¿Cómo lograrla? Realizándonos, siendo nosotros mismos, desarrollando una vocación, amando al mundo y a la gente, luchando con nuestras fuerzas contra todo lo que impide su crecimiento. La felicidad es un jardín de cuidado exquisito, pero, sí, cuando la conseguimos, no nos abandona. Somos con ella, nosotros, todo uno. Soy feliz porque soy lo que siempre quise ser, por mucho trabajo que me haya costado y por muchos errores que cometa. La felicidad alcanzada neutraliza, como un león, los brotes de infelicidad. Su rugido aplaca a todas las bestias.

jueves, 22 de octubre de 2009

Mi orador

(Esta columna la publiqué ayer en "El Norte de Castilla".)



El orador ideal debe ser un hombre, nada más que un hombre pero nada menos que un hombre. Un hombre preparado para hablar, que se haya entrenado para transmitir bien unos mensajes y para producir unas reacciones en el auditorio.
Debe servir a ideales nobles, respetables, que conduzcan al bien común, y si busca sólo beneficiarse él, que al menos sus fines no perjudiquen a otros. Quintiliano decía que el rétor era "el hombre bueno adiestrado en retórica".
Debe ser auténtico y transmitir autenticidad. Debe desterrar la mentira de sus palabras, que le duela la mentira, que piense que la verdad brilla, ahora o mañana.
El orador ideal debe tener credibilidad. La credibilidad se la gana uno día a día, acción tras acción, palabra a palabra. Sólo uno es creíble cuando dice la verdad, cuando actúa de verdad.
El orador ideal se puede equivocar, y se equivoca, pero siempre quiere acertar, siempre quiere ser mejor. Falla, pero hace todo lo posible para no fallar.
Aprende de sus errores y acaba por valorar el error como el oro. Se aprende de los éxitos, pero se aprende mucho de los fracasos. Lo malo es que éstos duelen más. Hay que ser un espíritu muy elevado para saber aquilatar unos y otros.
El orador ideal, el gran orador, es consciente de su gran poder, y conoce su responsabilidad. El orador que domina su arte lo pone al servicio de los demás, de las causas justas, del bien común.
El orador ideal es un maestro en el auto-control, él que tiene tantas pasiones. El orador ideal domina el caballo que es él mismo, porque sabe que los frutos de sus palabras no se merecen su descontrol.
El orador ideal trabaja para el mañana. Sabe el poder que tiene la palabra, y cómo la palabra es una inversión que puede tardar mucho tiempo en rendir beneficios. El orador ideal cuida y mima la palabra porque sabe que en días, meses, años... esa palabra construirá algo grande. El orador ideal conoce las ideas de corto y de largo plazo como nadie. No tiene más que abrir la boca y esperar.
La palabra es un medio y un fin en la vida cotidiana. La palabra es un medio para la satisfacción del escritor y un fin para el arte. Pero la palabra es una potencia que puede dar la vida o quitarla. Todo lo que vemos en la calle, en el campo, más allá de los mares, todo se ha construído con la palabra.
El orador ideal es un pobre hombre muy estudioso, muy trabajador, muy amante de la palabra. Es un hombre feliz que sabe que también es un instrumento. Es un hombre que siente la alegría de estar vivo y la transmite.
El orador ideal sabe ser apasionado, frío, atento, meditabundo, vehemente, templado... sabe escuchar y sabe atacar. En él se ha edificado una espada, y ha tardado años de aprendizaje en conocer su funcionamiento.
El orador ideal es un hombre digno que respeta la dignidad de las personas. Conoce sus defectos y sus virtudes, se ha hecho un experto en la condición humana, aunque también en esto se puede equivocar. Se se ha buceado, ha aprendido a escuchar el alma de los demás. El orador ideal vive para sí mismo y para el mundo. No es un santo, es un hombre bueno que quiere ser mejor, pero que sabe que nunca llegará a ser tan bueno como le gustaría. Sin embargo, nunca renuncia a construir un mundo mejor.
El orador ideal ama al hombre, pero aborrece su mezquindad. Ama al hombre cuando es digno de sí mismo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

De las cumbres al paisaje

Debemos pasar de las cumbres al paisaje. No hace falta subir a la cumbre para ver el paisaje. Mientras subimos, cada uno a su ritmo, si es necesario, podemos mirar lo que tenemos alrededor. Y ni siquiera hay que subir nada. No nos preocupemos tanto por los grandes acontemientos, los grandes nombres, y tratemos lo que tenemos alrededor. Todo hombre, si es digno, es digno de conversación, de trato y de aprendizaje. Algunos han elegido el apartamiento, para orar, para cultivarse, para perfeccionarse en su trabajo. Al final cada uno sabe bien lo que hace con su vida. Pero desde luego las personas nos dan lo que nada nos da, ni siquiera el mejor libro. Hay que ser sabio hasta para equivocarse, y saber combinar bien las prácticas que nos dan la felicidad.
Más nosotros, más paisaje, más todos. Que lo que cada uno puede aportar a la vida brille, dándolo, por encima de él, en medio de todos los baches de la vida.
Pasar de las cumbres al paisaje significa pasar del relumbrón a la persona concreta, a toda la gente que uno a uno nunca será masa. Y en todo esto encontrar un yo más auténtico.
Me encuentro en la obligación de conocer a la gente, tras treinta y tres años de vida, después de tantos errores. El tono de voz, la mirada, el gesto de un brazo, una palmada, una amenaza. Leer a las personas, yo que he leído tantos libros, y escribirme con mejor letra, mejor estilo y contenido más lleno.
Conquistar el paisaje de uno mismo, olvidando las cumbres. Y si hay que elevar hacer una meseta. No podemos cambiar la vida, no de la noche a la mañana, pero va mutando minuto a minuto, y en buena parte la cambiamos nosotros.
Admiro lo sobresaliente y no tengo más remedio que aquilatarlo y potenciarlo, en todo mi trabajo. También procuro labrarme día a día a mí mismo. Pero la gran enseñanza nos la acaba dando cualquier persona.
De las cumbres al paisaje. Para esto, observar, escuchar, mirar hacia dentro y hacia fuera. Reflexión, razón, interiorización, palabra y actuación.
Pensar y escribir es esperar que el agua del río se aclare hasta devolvernos el rostro. Al final lo vemos. Todos sabemos cuánto debe nuestro propio rostro a los demás.
De las cumbres al paisaje. Y no olvidar, si llegamos a ser cumbre -al final toda persona lo es, como tal persona, individuo-, que formamos parte del paisaje, que cada cual es importante para sí mismo, lo más importante, y que tiene problemas, como todos.
Pasar de las cumbres al paisaje, pero olvidar las bellas y retadoras montañas también sería un error.
¿Tú qué eres, hoy? ¿Qué has sido, qué esperas ser mañana? ¿Qué esperas del futuro? ¿Qué quieres ser? ¿Por qué te mueves? ¿Darías la vida por alguien? De verdad, sinceramente.
Mirar el paisaje, comprenderlo, sentirse parte de él, es una forma de plenitud. Somos pequeñas y grandiosas piezas de un único movimiento.

martes, 20 de octubre de 2009

Sánchez Vidal sobre Periodismo Cultural

El año pasado le hice una entrevista a Agustín Sánchez Vidal, escritor y catedrático de Cine, para mi asignatura de Periodismo Cultural en la Facultad de Comunicación de IE Universidad. Hoy la cuelgo en el blog para que la lean todos los lectores, y para que disfruten y aprendan con ella mis alumnos de este curso.
Sánchez Vidal es uno de los mayores expertos del mundo en Luis Buñuel. Es novelista de éxito con dos novelas, "La llave maestra" y "Nudo de sangre". Profesor de larguísima experiencia. Por último, un buen amigo al que sólo he visto una vez en la vida pero que fue capaz de orientarme en la compleja elaboración de "La guerra de las galaxias, el mito renovado".
Sánchez Vidal es un maestro en lo que hace. Es de esas personas que no sólo hacen bien sino que transmiten, un verdadero ejemplo para profesores y escritores.
Una persona así nos da esperanzas de futuro. Habrá buenos alumnos, buenos profesionales, mientras haya gente como él. Recomiendo desde aquí "La llave maestra", perfectamente atada, apasionante.
Creo mucho en el papel del profesor como guía, y por lo que pude comprobar él es un guía excelente.
Aquí tenéis la entrevista.


-Eres catedrático de cine y escritor, y has colaborado en prensa desde los dieciocho años. ¿Qué es para ti el periodismo de calidad?
-Por de pronto, ha de atenerse a unos principios mínimos: objetividad, independencia, diversificación de fuentes, contraste de opiniones, derecho de réplica por parte de los lectores, etc. Pero debe tratar de ir más lejos. Para ser de verdadera calidad habría que exigirle llegar más allá de donde alguien que no es profesional o especialista es capaz de hacerlo por sus propios medios.

-¿Cómo definirías “Periodismo Cultural”?
-El que se ocupa de cualquiera de las cuestiones que antes se llamaban Cultura; no necesariamente el que ahora se acoge a las páginas o enunciados de esas secciones que suelen denominarse “Vivir”, “Galería” y otras formulaciones que parecen tenerle recelo o prejuicios a lo que yo entiendo por verdadera Cultura, que no excluye, por supuesto, ni la de masas, ni el Entretenimiento, ni las Ciencias.

-¿Cómo ha sido tu experiencia como objeto del periodismo cultural? (experiencia con entrevistadores, críticos, reporteros, etc.)
-De lo más variada. En general, me he sentido bien tratado cuando se han ocupado de mis trabajos. Lo que nunca he comprendido, en términos de absoluta objetividad –no soy un neuras del “ninguneo”— es por qué han prestado atención a algunas cosas que no tenían mayor interés y ninguna a otras que, en mi opinión, sí que lo tenían. Pero como también he estado en el otro lado de la alambrada, pues casi siempre me puedo imaginar las razones. Sobre todo si no estás adscrito a ningún partido, tendencia, capillita ni grupo de presión y/o comunicación.

-¿Qué se le debe pedir a un periodista cultural?
-Aunque suene redundante, que sea culto, que opine por su cuenta y que no se deje llevar por la manada (sobre todo la peor de las manadas: los que se creen la “élite”). Que sea escueto y objetivo, que no magnifique algo por venir de un consagrado ni se deje escapar nada verdaderamente importante, aunque sea de un recién llegado o un desconocido... Casi nada, como se ve.

-¿Qué consejos podrías darle a un alumno de “Periodismo Cultural”?
-Que cuestione por sistema lo que se practica actualmente bajo ese apartado y se haga su propia composición de lugar absolutamente al margen de los suplementos culturales, por muy bien que estos le parezcan. Que esté a pie de calle y no dé por bueno lo que aparece en los medios de comunicación sin haber contrastado directamente los datos que estos proporcionan o promocionan. Y que se provea de una cultura de base impecable. Lo último o lo más urgente no tiene por que ser lo verdaderamente importante. Aunque haya que conocerlo, claro.

-¿Crees que la crítica literaria es buena en España? ¿Cómo se podría mejorar?
-Hay de todo. Pero abundan demasiado las capillitas compuestas por gentes que están encantadas de conocerse, se juntan en bolos y promociones y conspiran a la medida de sus intereses y de quienes los patrocinan, y publican en medios de comunicación muy condicionados por sus partidismos, intereses y marketing. Podría mejorarse con una simple auditoría, como las que se llevan a cabo en otros ámbitos. Por ejemplo: ¿cuántos productos del propio grupo al que pertenece un determinado medio de comunicación aparecen reflejados, y cuántos de la competencia?

-¿Crees que la crítica de cine es buena? ¿Cómo se podría mejorar?
-Digo lo mismo que arriba, aunque se trata de algo muy distinto: el gran problema de los libros es que se publican demasiados, cerca de sesenta o setenta mil títulos al año. Con las películas pasa algo parecido en términos de mercado: demasiadas para nuestras pantallas. Pero son abarcables, porque andan entre el centenar y las doscientas, con mucha suerte. Aquí el problema son las distribuidoras americanas, que distorsionan el mercado nacional con sus promociones mastodónticas. A mi me da bastante reparo comprobar que en casi todos los magacines dominicales aparece la misma promoción, que se repite en todas las colas que los telediarios dedican a la cultura o la cartelera cinematográfica. Eso es la presión de la publicidad.

-¿Crees que la crítica es una labor subalterna, inferior a la del creador?
-En absoluto, cuando no es la del gacetillero que ni siquiera se ha leído la solapa. Las hay muy útiles e interesantes para los lectores e incluso para el autor, y suelen darse en las revistas culturales, que es donde se trabaja, seguramente, con menos agobio. Pero, desde luego, no abundan. Las críticas deberían tener unos protocolos mínimos: informar, analizar, ser útiles a los lectores y luego –y sólo en tercer lugar--, opinar. La opinión debería estar razonada, y la información tan controlada y contrastada como el trabajo que los medios de comunicación se toman para hacerse cargo de un escándalo financiero o la política.

lunes, 19 de octubre de 2009

Preguntas

¿Qué prefieres, fuerza o potencia? ¿Con qué te quedas, con el éxito o con el amor? ¿En tu jerarquía, la felicidad es lo primero, o antes hay otras cosas? ¿Tienes una vocación? ¿Estamos en la tierra para algo, o solo para "pasar el rato"? ¿Crees que el sufrimiento tiene algún sentido, se puede trascender? Pienso en lo que más me importa en la vida y hago una jerarquía. Mucho es compatible, pero existe el agua y el aceite. No pienses sólo en que la vida te trate bien; también tú tienes que tratar bien a la vida.

domingo, 18 de octubre de 2009

Siguen pasando los días

Siguen pasando los días, ni veloces ni tranquilos, como ahora marchas tú por la vida. Aprendes de las personas, de sus palabras, de sus gestos, de lo que hacen, esconden y pretenden. Aprendes a leer en la gente, y esto vale más que cualquier enciclopedia.
Adoptas cada vez más la indiferencia. Uno ya no puede arrebatarse tanto por nada, ni por lo bueno ni por lo malo, ni por una mujer, un palo, una alegría. Ni siquiera por la escritura. Eres más fuerte porque todo te importa menos. Y tu felicidad no se ha resentido.

Crítica de cine

Es indispensable que nos guste el cine, y yo diría que es indispensable que nos apasione el cine.
El problema de cuando nos apasiona algo es que quizá nos guste todo de ese algo. A mí me ocurría esto con la crítica de cine: me gustaba tanto el cine que me gustaban todas las películas que veía. Sin embargo, esto tenía un motivo: yo elegía películas que me apetecía ver, que sabía que me iban a gustar.
Lo que no se debe hacer es criticar por criticar. Un subdirector de una revista literaria me recomendó una vez que hiciera críticas negativas, por lo menos en algún aspecto, que me iban a respetar más. Ahora que veo aquello con alguna perspectiva puedo decir que no estoy de acuerdo. Cualquier obra, película, escritor… es criticable. A todo se le pueden poner pegas, pero yo siempre he pensado que un crítico lo que tiene que conseguir es que la gente lea, o vaya al cine. Por supuesto, si el libro o la película que nos ha tocado criticar es infumable, hay que decirlo de algún modo, pero cuidando las formas. No olvidéis la máxima de respeto y que un escritor o un director de cine, por el mero hecho de haber escrito un libro o realizado una película ya está por encima de un crítico que jamás haya hecho algo semejante. Y no me vale la defensa de alguno que diga: “Para hacer algo malo no lo hago.”
De todos modos, pensando en aquel consejo del subdirector, con el tiempo, pienso ahora que hay que huir de lo políticamente correcto, y que se deben decir las deficiencias de una película, siempre aspirando a ser lo más justos posible y midiendo nuestras palabras.
Un crítico, de una publicación más o menos grande, es, lo quiera o no, un juez. Tiene una gran responsabilidad, aunque sólo sea porque hay personas, más o menos, que le van a hacer caso. El respeto es una buena estrella para el crítico. Respeto, profesionalidad. El crítico sirve a los lectores, no a los productores, ni a los directores ni a los actores.
El crítico sirve a los lectores y al arte, en este caso el cine. Pero que no deje de pensar en sí mismo al escribir sus críticas. Tratamos mejor a los demás cuando nos conocemos mejor, nuestras limitaciones y virtudes.
Un crítico nunca puede utilizar la crítica para curar frustraciones o alimentar fobias.
Eso sí, se puede coger la pluma para defender aquello en lo que más creemos.
“Para hacer algo malo no lo hago”. Esto se lo he oído decir a algún crítico que se niega a hacer ningún libro, y en cambio escribe críticas furibundas. Nunca haremos nada bueno si no lo intentamos, y si algo fracasa, ese algo puede ser la puerta de un gran éxito.
Por supuesto en este tema es muy importante el prestigio del crítico. Si eres un desconocido no te van a admitir críticas furibundas; hay que ganarse el privilegio de decir “las verdades del barquero”, pero ojo, teniendo muy en cuenta que nuestra verdad no es la verdad universal. El terreno de los libros, o de las películas, en todo arte, es muy subjetivo e insisto, conviene ser prudente.
A mayor dominio, mayor prudencia. La seguridad es compatible con la prudencia.
Vuelvo a repetir el consejo que di cuando escribí sobre la crítica literaria: procurad hacer críticas de películas que os gusten, matizad bien vuestros juicios negativos.
¿Con qué credibilidad puede juzgar un hombre, pongamos, de treinta años, con una carrerita de Letras, o de Cine, da igual, a todo un Steven Spielberg? Aunque no te haya gustado la película, hay muchas maneras de decirlo. El director de una película, al igual que el escritor, merece un respeto muy grande sólo por hacer una película o escribir un libro.
Las críticas cinematográficas se pueden enfocar desde dos grandes puntos de vista:
-Desde el punto de vista formal.
-Desde el punto de vista del fondo, del contenido.
Las dos pueden ser difíciles y exigentes, y ambas requieren un gran conocimiento. Quizá la más complicada sea la formal, porque exige dominar una terminología cinematográfica sólo al alcance de los más expertos. Pero una vez que se tiene esa terminología no es tan difícil.
La crítica sobre el contenido compara esa película con otras, analiza la historia, valora el trabajo de los actores, busca la trascendencia, la metafísica de la película, implicaciones políticas... compara con otras películas, busca influencias literarias… incluso, si nos podemos permitir el lujo, podemos relacionarla con nuestras propias experiencias. A mí me interesa más este tipo de crítica y creo que va dirigida a un público más amplio. Tal vez en una revista especializada tenga más interés la crítica desde un punto de vista más formal, pero en un periódico o en suplemento considero que tiene más sentido la otra.
Sin embargo, el que tenga conocimientos técnicos, debe utilizarlo, mejor en clave ligera, alternándolos con los conocimientos de “fondo”. Si alguien sabe comentar los aspectos formales y no formales de una película, tendrá una crítica muy completa y valiosa.
¿Por qué digo que el comentario del fondo me parece más adecuado a un público más amplio? Todos comprendemos y nos emocionamos con las historias, los personajes y sabemos cuándo un actor es bueno o malo, y nos puede gustar mucho que nos abran los ojos hacia la significación política de una película, por ejemplo, pero pocos alcanzan la estructura, los pormenores técnicos de la realización cinematográfica.
Por supuesto, si se pueden juntar las dos cosas, estupendo.


Una crítica cinematográfica puede estructurarse de la misma manera que la de un libro, pero en este caso esa estructura puede quedar un poco académica. La crítica que se hace en suplementos y revistas suele ser más libre, y en cierto modo más literaria. Los suplementos son lugares especializados, y en ellos se puede profundizar más, ser más eruditos… En un periódico hay que contar con que nos va a leer un público más amplio.
Muchos críticos dan rienda suelta a sus filias y a sus fobias, y, lo que es peor, a sus manías. Esto puede enriquecer a las críticas, porque a los lectores les gusta leer a una persona, siempre que le guste su estilo y su personalidad. A críticos novatos yo les recomiendo, como en el caso de libros, prudencia y modestia.
Un ejemplo de lo que acabo de decir son las críticas de Carlos Boyero. El mayor atractivo de Carlos Boyero es su personalidad iconoclasta, irreverente y a veces maleducada. Sin contar con toda su cultura cinematográfica, su oficio, su originalidad, etc.
En este punto de la personalidad del crítico, la subjetividad, incluso las manías… hay que pensar que la crítica es un subgénero del ensayo, y que éste hace bandera de subjetividad. Uno de los ingredientes de un buen ensayo es la subjetividad. En el fondo una crítica sobre un libro o una película es un pequeño ensayo, en la que una persona diserta sobre una obra, profundizando en ella, reflexionando y proponiendo a los lectores, de forma más o menos explícita, que lean o no lean el libro, o vean o no vean la película.
Pero subjetividad sólida, razonada, argumentada. El crítico de cine, salvo excepciones, debe demostrar que es un experto en cine. Buscamos en el crítico algo más que ese amigo o amiga que nos da su opinión sobre una película. Buscamos una guía para no equivocarnos, para acertar, para ir a ver una “buena película”, o la película que queremos ver.

-Preparación elemental para la crítica de cine:

Todos hemos visto muchas películas. Vivimos en la época de lo audiovisual, pero esto no basta para hacer crítica de cine. Para empezar, como en el caso de los libros, necesitamos una cultura bastante sólida que se construye con los años, que se va construyendo –no os abandonéis-. Es una cultura general, humanística, digamos, pero también particular, sobre cine. Si os interesa hacer crítica de cine os recomiendo que empecéis a leer libros sobre cine; vuestras críticas serán mucho más sólidas, y vuestros lectores os agradecerán el rigor.
Sin embargo, si sabéis escribir bien, con esa cultura cinematográfica de tantas películas como habéis visto, podéis hacer críticas diferentes, sentidas, impresionistas quizá, más subjetivas. No hay que desdeñar este tipo de crítica, porque además no se da mucho en la prensa, y el lector agradece la variedad de enfoques.
Además, tenemos el apoyo de los documentos, libros, revistas e Internet, que bien utilizada nos puede ayudar mucho.
Se puede construir una crítica de cine como una columna periodística, sin perder de vista nunca la película, es decir, teniendo claro, que el tema es la película, pero relacionándolo con muchas cosas.

sábado, 17 de octubre de 2009

Por qué

¿Por qué buscamos a unas personas y no a otras? ¿Por qué hablamos con unas y no con otras? ¿Por qué nos aburren unos sí y otros no? ¿Qué podemos dar a otras personas? ¿Qué tenemos que todos buscan? ¿Cómo distinguir entre los hombres, sin juzgarlos, la mente abierta?

viernes, 16 de octubre de 2009

Perfil

Nazco del agua,
Te acompaño
Mañana,
Mi concha
Es tu concha,
Mi lengua
Te ama.

jueves, 15 de octubre de 2009

Condición humana

Lees menos y tratas más a las personas. Tienes muchas lecturas, pero conoces mal la condición humana. Hay que pararse y fijarse en la gente.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Ser profesor II

(Doy aquí el artículo que publiqué ayer en "El Norte de Castilla".)


Siempre me llamó la atención que dos profesiones tan esenciales, la de profesor y la de político, estuvieran tan poco valoradas. Luego, cuando empecé a trabajar como profesor universitario, me di cuenta de que la docencia universitaria sí que estaba valorada. Bien, creo que es un error. Todos los profesores, todos los maestros deberían ser cuidados, mimados, porque son los centinelas del futuro.
¿Por qué es importante un político? Cuando son elegidos, son los que gobiernan, los que gestionan nuestra vida, los que condicionan todos nuestros actos. Deberíamos tener en los altares a los políticos igual que deberíamos erigir estatuas “Al profesor” en todos los pueblos. Deberíamos.
No soy profesor vocacional. Siempre quise ser escritor, y sólo escritor, luego me hice periodista para ganarme la vida y finalmente empecé a trabajar como profesor. Al final todo acaba siendo complementario, y cada vez quiero ser mejor profesor, como quiero ser mejor periodista.
No es fácil ser profesor. Se requieren muchas habilidades. No basta dominar la materia, hay que hacer muchas más cosas. Yo me he encontrado con una novedad: enseñar consiste en gestionar personas, y casi todos los problemas que surgen en un aula, en una asignatura, vienen de las personas. Soy de la humilde opinión que los seres humanos somos dinamita, y que en un momento u otro podemos estallar.
Un profesor no sólo enseña, muestra unos conocimientos, estimula a sus alumnos, los lleva a lo más profundo de la experiencia de aprender, les incita a pensar, les enseña a trabajar, les “forma” por dentro sin que se den cuenta. Un profesor también debe gestionar a las personas, solucionar conflictos, apagar fuegos, ser valiente, a veces osado, escuchar mucho y utilizar la autoridad en los momentos clave.
Hace poco leí un artículo muy interesante de José Antonio Marina sobre la autoridad. Era un completo análisis sobre el tema. La autoridad es cosa de dos, digamos, del que la emite y del que la reconoce y la concede, con placer, y está muy conectada con la excelencia. Es decir, para que los alumnos nos otorguen autoridad a los profesores, nos la tenemos que ganar, y nos la debemos ganar con competencia, con esfuerzo, con excelencia. Yo casi diría, con carisma. Pero no todo el mundo tiene estos atributos y yo voy más lejos, o más cerca, que el sabio Marina; conformémonos con el respeto, simplemente el respeto, y la tolerancia. En este juego alumno-profesor hay alguien que quiere enseñar, que lo da todo por hacerlo, y hay una persona que, en muchos casos por lo menos, quiere aprender y sacarse un título que le ayude en su vida. Lo que no pueden sospechar muchos alumnos es que lo que les va ayudar en realidad en el futuro, más que el título, pues hay una inflación de títulos, es lo que puedan aprender en la Universidad. Aprender a aprender, involucrarse con la ciencia que han elegido, con la profesión que van a desarrollar, seguir la invitación de sus profesores para sumergirse, hasta lo más profundo, en las diferentes materias.
Cuando uno aprende se divierte, cuando uno se divierte busca nuevos retos. El profesor es un chamán, un guía de temas, libros, ideas, un maestro del diálogo con el alumno y con su mente.
No es fácil dar clases, pero se puede aprender, se puede aprender a ser cada día mejor profesor. Los alumnos no suelen pensar los esfuerzos que hacen sus profesores para conectar con ellos, para servirles mejor. Ser profesor es una gran responsabilidad, tal vez la más hermosa de las profesiones, pero debemos velar por ella, porque está enferma. Estoy preocupado.

Despertar

Cada uno tiene sus despertares, sus aprendizajes. Hay hechos que nos cambian, personas, conversaciones, viajes, detalles. No sé, tantas cosas. Estos días ha sucedido algo en mi vida, en la de todos, algo que no voy a nombrar porque es bien tópica y conocida, que me ha hecho cambiar a mí. Escribo por vocación, no por dinero, ni por honores ni por nada. Pero todos los oficios tienen sus servidumbres, y en éste de escribir está el de los premios. Tengo que ganarme la vida y no sé lo que haré en el futuro, pero os voy a decir cómo voy a enfocar mi vida a partir de ahora. Voy a hacer las cosas porque me gustan, porque tengo que hacerlas, porque es mi deber, porque tengo que vivir... etc., pero no para medrar, ni ganar un premio, ni obtener los elogios o las palmaditas de los demás. Nunca he escrito por eso, pero eso tenía mucho valor, en mi presente y en mi futuro.
Me llena que me elogien, pero no voy a vivir de eso. Ignoro si me van a dar premios en el futuro, e ignoro si los cogeré, porque ahora, en esta profesión, el dinero está en los premios, y tengo que vivir. Ignoro lo que voy a hacer, porque no voy de santo por la vida. No voy de nada. Voy de lo que soy y los demás lo ven, si tienen ojos y mentes.
Hacer algo por codiciar un premio, una limosna verbal, etc. es vano, muy vano.
He despertado. Mis modelos literarios codiciaron premios, los recibieron y los aceptaron. Fueron premios justos. Ellos saben lo que hicieron. Yo pensaré qué hacer mientras no me los dan.
Acepto y asumo con humildad esta enseñanza.
Ahora disfruto mucho más escribiendo. Ahora voy a disfrutar mucho más siendo profesor y escribiendo artículos en la prensa.
Y lo voy a hacer mejor.


Eduardo Martínez-Rico

martes, 13 de octubre de 2009

Cambio de marcha

Voy a empezar a escribir un libro. Pienso mantener abierto este blog, pero seguramente con menos intensidad. Va a cambiar el ritmo. Probablemente, de una entrada al día pasará a dos o tres a la semana. Quién sabe, a lo mejor mantengo el ritmo. A lo mejor abrevio las entradas, a lo mejor lo utilizo de una forma más universitaria. Pero todo lo que se me ocurra "en forma de blog" lo iré publicando.
Me encanta el blog, pero soy escritor, y los escritores escribimos libros.

lunes, 12 de octubre de 2009

La crítica literaria

(Escribo "Los días de Ícaro" para todo el mundo, pero voy a empezar a utilizarlo con mis alumnos. Empiezo con unas notas sobre la crítica literaria periodística. Es un texto un poco largo para el blog, pero sé que lo leerá quien le interese.)



Para hacer crítica literaria es indispensable que nos guste leer. Parece obvio, pero hay que decirlo. Se pueden escribir críticas literarias sin que nos guste leer, y seguramente muy buenas, pero será un tormento y la calidad se verá afectada.
Cuidado con las críticas negativas, porque uno puede tender a demoler una obra o un autor. Es muy recomendable sólo escribir, en la medida de lo posible, de lo que nos gusta.
Tened en cuenta que es muy fácil escribir una crítica y muy difícil escribir un libro. Que es mucho más difícil ser escritor que crítico. Esto no conviene olvidarlo nunca. En general, y en mi opinión, la crítica está hecha por un enano sobre un gigante, y por eso hay que tener mucho cuidado con nuestros juicios.
Si lo pensamos bien la crítica sólo deberían hacerla escritores que ya han demostrado mucho con su carrera. Sería una crítica de escritores sobre escritores, de iguales.
Cuando un crítico machaca a un autor, estéticamente queda mal: ¿por qué se comporta ese crítico así con ese escritor?, ¿qué esconde ese crítico para destrozar a ese autor?
En cualquier caso conviene argumentar tanto los elogios como las críticas.
Vázquez-Figueroa dice que lo malo de la crítica es que te alaba o te destroza, cuando lo que tiene que hacer es “ayudar” al escritor y a la obra.
¿Qué es ayudar? Ayudar es, utilizando un tono amable, señalar los puntos fuertes y los débiles, y, en lugar de ensañarse con los débiles, ofrecer al escritor alternativas para el futuro. Pero para esto, claro, el crítico debe ser más que un crítico, alguien capaz de imaginar, crear, a partir de un texto.
Por ejemplo, si el escenario de una novela es España y el crítico piensa que es un gran fallo en la acción de los personajes, podría proponer que fuera otro, Francia por ejemplo.
También en esto hay que ser prudente.
Hay que tender al término medio, en el elogio y en la crítica, y si hay que apasionarse, que sea en sentido positivo y no negativo. Hay que templar la crítica, y hay muchas maneras de decir que no nos ha gustado un libro, o que nos parece malo.
También podría sernos útil ponernos en el lugar del autor que ha escrito el libro, tanto si nos ha gustado como si no. Esto puede hacer que enfoquemos la crítica de una manera más positiva y constructiva.

Con la crítica literaria hay que tener cuidado. Los críticos pueden ser muy despreciados, sobre todo por los escritores, que consideran que es una ocupación subalterna, parásita y casi siempre mal hecha. Ya hemos hablado de este tema, pero ahora tenemos que defender la figura del crítico.
Para una persona que le apasione leer –algo indispensable en un crítico-, el que le paguen por leer y por dar su opinión, es un regalo de los dioses. Yo he sido crítico durante años y he disfrutado mucho leyendo y criticando libros que me gustaban –casi siempre elegidos por mí-, pero también creo que la crítica es un oficio que se debe desempeñar ocasionalmente, o en una época de la vida. No recomiendo a nadie, porque no me lo recomiendo a mí mismo, ser crítico toda la vida. En mi opinión de nuevo, hay que aspirar a más.
Pero hacerlo ocasionalmente sigue siendo una delicia.
La crítica es un género literario más, y como tal hay que tomárselo porque así lo haremos mejor. Tiene unas exigencias propias, unas características, una estructura y un tono determinado.
Óscar Wilde decía que la crítica era el género superior, por encima de todos los demás, pero me temo que esto es una boutade más del gran escritor que era Wilde. Por supuesto a O.W. no le recordamos por sus críticas sino por "El retrato de Dorian Gray", sus obras de teatro y tal vez sus cuentos para niños. Aunque la fama y la magia de O.W. son tan grandes que ahora se le valora toda su obra, incluidos sus ensayos. Cualquier obra que se reedita suya tiene su éxito y sus seguidores. Pero la crítica… menos o nada.
La crítica en eso es muy periodística; tiene una exigencia fugaz. Se publica para dar servicio al lector durante un día, una semana, o un mes, según la periodicidad de las publicaciones. Es muy raro, rarísimo, que se reúnan en libro críticas, y recordemos que cuando algo se publica, en libro, en revista, en Internet… es porque interesa a alguien, a muchas personas. Cada publicación va a satisfacer un interés y una demanda determinados.


Pasos que hay que dar para hacer una crítica:

-Leer el libro.
-Subrayarlo y tomar notas.
-Documentarse sobre el autor y el resto de su obra.
-Hacer en el libro un pequeño resumen de su contenido, o, mejor, una introducción. Hay que animar al lector a que lea, si el libro merece la pena, pero sobre todo hay que orientarlo.
-No desvelar los finales. Se puede decir que el final es sorprendente, bueno, etc. pero no desvelarlo. En la crítica periodística, que es de la que estamos hablando.
-La crítica tiene que llevar al libro o recomendar al lector que no llegue a leer el libro.
-Hay que pensar en lo que necesita el lector, situarlo ante la lectura. Hay que comentar quién es el autor, lo que ha hecho, los rasgos fundamentales de su personalidad, de sus ideas, etc. Cuanto más sepamos del autor mejor será la crítica, aunque también tendremos que seleccionar mucho lo que digamos, porque no podemos escribir todo.
-La crítica puede ser un género ingrato, no da fama y la satisfacción que nos produzca es algo muy subjetivo, personal. No es como una columna o un reportaje, géneros con mayor entidad y no "parásitos". Pero una crítica si se hace bien puede ser una pequeña obra de arte. En el fondo es hacer lo que todo el mundo hace cuando lee, pero de forma consciente, ordenada, informada, desarrollada. El crítico tiene la suerte de reflexionar en público sobre un libro, y que le paguen.
Cuando digo "parásito", con ironía y haciéndome eco de las opiniones de muchos escritores, me refiero a que es un género que vive claramente de la obra de otros. Una crítica no existe sin un libro, y eso no se puede olvidar. Una crítica se hace en relativamente poco tiempo -aunque se lleva mucho tiempo-, comparado a un libro, que es un abismo de horas.
-Es muy importante la estructura. Por eso recomiendo que escribáis primero las ideas fundamentales de lo que queráis decir, y luego, sobre la marcha, que las vayáis organizando.
-Una posible estructura puede ser:


-Pequeña ficha bibliográfica: título, autor, editorial, año de impresión. Precio del libro.
-Presentación del libro.
-Presentación del autor.
-Resumen del contenido del libro, sin contar los finales ni desvelar nada realmente importante en la intriga del libro, si se trata de una novela.
-Ideas fundamentales. Mensajes ocultos.
-Opinión personal y valoración: debe ser muy profesional. Este género no es objetivo, vale mucho la subjetividad del crítico, pero su opinión debe ser profesional, templada, razonada. Si no nos ha gustado el libro, no podemos decirlo directamente, pero podemos razonar por qué no nos ha gustado. Los libros no son malos o buenos sin más; hay obras maestras que a algunos les parecen petardos, y al revés. Pero nosotros leemos con nuestra formación, nuestros gustos, nuestra subjetividad. También podemos pensar en otros lectores y lo que pensará del libro en cuestión. Es bueno ser abiertos, y si no somos autores muy prestigiosos, prudentes. No es lo mismo una crítica firmada por un Premio Nobel que por nosotros.
-En una crítica no se trata de hacer literatura, sino de escribir de forma clara lo que contiene un libro, valorándolo y explicando un poco quién es el autor. También es una buena idea, si podemos hacerlo, situar el libro en su época y en la obra del escritor.
No se trata de hacer literatura pero conviene que nuestras críticas estén muy bien escritas. Van dirigidas a un público muy aficionado a los libros, muy conocedor de la literatura y de todo lo que contienen los libros. Digamos que nos movemos entre un grupo de personas que se parecen a nosotros mucho más de lo que pensamos. Tienen la misma curiosidad y el mismo interés por los libros que nosotros.
Como cualquier artículo, y una crítica es un artículo, hay que cuidar mucho el principio y el final. El principio engancha al lector y el final le deja un buen o mal sabor de boca. Se trata, en primer lugar, de que nos lean, y luego de hacer una gran crítica.
Hay que escribirla, a ser posible de un tirón, contando antes con las ideas fundamentales, apuntadas en un papel, en el ordenador o en nuestra cabeza. Luego hay que revisar varias veces el texto corrigiendo, quitando, añadiendo.
En periodismo el espacio es limitado y tenemos siempre que hacer un esfuerzo para encajar nuestro texto en un determinado número de palabras. Esto hay que saberlo desde el principio, cuántas palabras podemos escribir, y enfocar nuestra crítica según ese espacio.
Todo esto se va aprendiendo poco a poco con la práctica. Una crítica literaria es muy parecida al comentario escolar de un libro, pero mucho más profesional. La profesionalidad se demuestra en la forma de trabajar y la calidad obtenida. Conocimientos, talento y experiencia.
No olvidar, insisto, para cualquier clase de crítica, que las obras y sus autores merecen un respeto, aunque sólo sea por el esfuerzo que hay que poner en escribir un libro, hacer una película, etc.
El esfuerzo que requiere un libro es heroico, y debemos tenerlo siempre en cuenta.

domingo, 11 de octubre de 2009

Entre la niebla

Tengo la piel en llamas. He salido de casa para caminar, para olvidarte mientras te busco, perdida en aquellas últimas palabras que me dijiste.
La ciudad está turbia. Siempre me agobió la ciudad, pero tú me la hacías amable. Añoro el abrazo que te di el primer día, tu desconsuelo cuando me dijiste que no podrías nunca amarme. Ya me amabas entonces, pero no podías seguir. El amor no es de este mundo, te dije, y tú eres de este mundo.
No te encontraré nunca. Te perdí. Pero siempre aparecerás entre la niebla, enseñándome el sol, tomándote un helado, fotografiada en mi quiosco favorito.


E.M.R.

sábado, 10 de octubre de 2009

Milagros

Se puede hacer milagros desde cualquier trabajo.

Premio

¿Antes de darte un premio te deberían preguntar si lo quieres? No se habla mucho del saber premiar, y para esto también hay que tener talento. Hace un año le pregunté a Juan Goytisolo por el premio Cervantes, pues sonaba desde hace tiempo como favorito, y me dijo algo muy claro: "No son los premios los que premian a los escritores, son los escritores los que premian a los premios." Esto vale para cualquier premio, no sólo literario.
Goytisolo ganó aquel año el premio Cervantes.
Los premios tienen sentido cuando son merecidos y cuando estimulan, impulsan, abren caminos. Hay gente que no debería ganar premios, porque deberían estar más allá de ellos. Y hay gente que los persigue y ambiciona, moviendo todos sus hilos por conseguirlos. Hace poco me dijo Sánchez Dragó: "Las cosas hay que hacerlas por sí mismas, no por los elogios que te puedan proporcionar." Creo que tenía mucha razón, aunque somos humanos y los elogios nos animan.
Ganar un premio cuando uno necesita darse a conocer en su duro camino, me parece maravilloso. Ganarlo después de un duro camino, lleno de esfuerzo y cientos de pequeñas metas y sinsabores, también. Premiar lo obvio me parece mal, premiar de cara a la galería me parece mal, premiar lo que está de moda me parece mal, premiar en clave periodística -en el peor sentido-, inmediata y efímera, me parece mal. Premiar de forma absurda, poniendo una losa encima del premiado también me parece mal.
Hay que saber ganar premios. Hay que saber renunciar a ellos. Hay que saber premiar. Y como le oí una vez a Pedro J. Ramírez: "Dime a quién premias y te diré cómo eres."


E.M.R.

viernes, 9 de octubre de 2009

¿Renunciar?

Un lector, un visitante de "Los días de Ícaro", después de leer la última entrada, "Siempre ánimo", me sugiere que a veces es mejor renunciar, pararte, o dar unos pasos hacia atrás, pero no para seguir adelante. Empecé a escribir un comentario, pero al final me he dado cuenta de que es mejor hacer una entrada completa.
Es un tema muy complejo. La pregunta que hay que hacerse es hasta qué punto queremos eso, lo necesitamos, hasta qué punto nos da la vida lo que queremos "conseguir". No me gustan estos términos, porque todo parece una caza. Mi filosofía de la vida ha sido siempre luchar a muerte por lo que realmente quería, tal vez porque se me imponía. Uno no puede luchar contra una verdadera vocación, por ejemplo, es como un parásito que tenemos dentro al que hay que alimentar. "Parásito" tampoco es una palabra bonita, pero algo de eso tiene la vocación, o un amor, un fuerte enamoramiento.
Cómo puede renunciar uno a un gran amor. No renuncia nunca, lo renuncian.
Siempre he luchado por lo que quería, y por supuesto que he tenido muchos fracasos, pero también muchos éxitos. Hay que saber lo que uno quiere, auscultar a fondo la grandeza de ese "deseo" y lanzarse a conseguirlo. Podemos atravesar el desierto, un largo desierto, con pocas recompensas, pero creo demasiado en la voluntad humana como para decir que no tendremos éxito.
Éxito es otra palabra que tampoco me gusta. Pero con palabras debemos expresarnos; es otra servidumbre, magnífica, pero servidumbre. Las palabras siempre tienen dos caras, y una es poco amable, imperfecta. Pero para eso la comunicación congrega a muchas personas: para que unos hagan el esfuerzo de expresarse y otros hagan el esfuerzo de entender lo que el otro dice.
Hay que trabajar sin pausa por lo que anhelamos, por lo que somos, hay que luchar sin pausa por lo que amamos, sembrando y recogiendo, levantándonos de nuestras caídas. No hay que rendirse.
Si renunciamos es porque hemos reflexionado y hemos llegado a la conclusión de que no merecía la pena, pero todos sabemos que hay cosas en la vida por las que merece la pena luchar hasta el final.
Siempre ánimo. Muchas gracias a mi anónimo visitante por su comentario.

jueves, 8 de octubre de 2009

Siempre ánimo

No dejes de trabajar, Ícaro, no detengas tu camino nunca. Puedes corregir un poco tu trayectoria, aprendiendo, pero no te detengas. Avanza más despacio para hacer los giros, tómatelo con más calma, pero no te detengas. En la vida siempre, todos los días, se entrelaza lo bueno y lo malo. Hay que aceptarlo. Serenidad para lo malo y grandeza para lo bueno. La serenidad es una nueva experiencia de la vida, una nueva dimensión. Mientras caminamos vemos abrirse y cerrarse puertas continuamente, largo pasillo... Es como un juego. No te desesperes porque se cierre una puerta; se está abriendo otra inmediatamente. Enriquécete con el camino. Si quieres ser sabio llénate de los demás y aprende a localizar su bondad y su maldad, su inteligencia o tontería, sus valores y debilidades. Destierra la ingenuidad. Acéptate pero mejórate. No seas duro, sé fuerte, resistente. No vayas de santo, ni de maestro, ni de nada... todo se hace día a día y cuando está maduro se muestra solo.
Siempre ánimo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Fe en el ser humano

Hay que tener más confianza en el ser humano, y lo digo en primera persona. No siempre confío en los valores del hombre, y más en esta época. Quizá otras fueran peores, quizá ésta sea mejor que todas las anteriores. Yo sólo he vivido ésta.
Sólo sé que hoy se me ha llevado el coche la grúa, fuera de mi casa, fuera de mi ciudad, y que encontré a mi lado toda una conspiración del bien. Me ayudaron varias personas: a localizar a la policía, a localizar el depósito de coches, a leer las "Páginas amarillas", yo, experto en libros, que no sé leer estas guías.
Un hombre, un joven, se ofreció a llevarme al depósito de la policía municipal, "porque me vio preocupado". Eso me dijo.
Casi me pareció barato lo que tuve que pagar por sacar mi pequeño coche blanco, el "escritor-móvil", que es como llamo a todos mis coches, mis pequeños coches.
Un despiste, una equivocación, un llamarme tonto muchas veces, pero un saber que todo se puede pasar, todo se puede superar, lo pequeño y lo grande, y que en lo peor del camino es donde te sale la mejor gente.
Hoy he recuperado algo de la fe perdida por el ser humano. Yo también tengo muchos defectos, no soy ningún modelo, tan centrado en "lo mío".
"Si hubiera estado en tu situación, a mí me hubiera gustado que alguien hiciera lo que estoy haciendo contigo". Eso fue lo que dijo mi nuevo amigo.
Conozco su nombre de pila, pero no lo voy a decir por respeto. Le llamaré Amigo.
Dice Aristóteles que amigo es el que hace algo por nosotros. Él era mi amigo, es mi amigo.
Soy unos euros más pobre, pero mucho más rico humanamente. Mi fe en el ser humano se ha robustecido.
Ahora no sólo creo en Dios; también creo en el hombre. Somos capaces de todo cuando nos vemos en el espejo del otro.


E.M.R.

martes, 6 de octubre de 2009

Berta


Es mi perra, y la quiero mucho, aunque me ha mordido varias veces. En la mano derecha y en el pie derecho, en el dedo gordo. Un día fui a coger la llave que mi madre escondía en su almohada, porque teníamos candada la comida para que mi padre no engordara, y Berta se lanzó sobre mi pie y me mordió. Fue uno de los dolores más terribles que he sentido en mi vida. Pinchó hueso, sangré y fui al hospital. Allí, una de las administrativas sugirió que tomáramos medidas: “¿Y no se les ha ocurrido hacer algo con ese perro?”
Berta es una cocker, y los cocker tienen muy mala fama. Dicen que se vuelven locos con la edad. Berta, eso es claro, tiene mucha personalidad y le gusta vivir bien, pero que yo sepa no está loca. Tiene sus prontos.
Ya ha cumplido once años y se supone que es vieja, pero a mí me sigue maravillando cómo corre cuando la saco a pasear. Es muy valiente y ladra a todos los perros, aunque le saquen tres cuerpos. Berta es más educada y alegre con los de fuera que con los de dentro, pero cuando ve que la necesitamos, porque estamos tristes o porque nos ha pasado algo grave, ella viene y nos consuela, muy cariñosa. Sí, yo creo que ha captado que su misión en la casa es dar cariño.
Y ser encantadora, porque es encantadora. Sus movimientos son armoniosos y el pelo canela le hace más guapa. Tiene unos colmillos tremendos, pero no se le ven, y eso ayuda a que no la tengamos miedo.
Esta noche le he preguntado a mi padre si me dejará enterrarla en el jardín cuando se muera, y mi padre me dijo que no hay que pensar en esas cosas. Yo le respondo que me gusta pensar en el futuro. Me gustaría que el día de mañana cuando vengan otros dueños, puedan decir: “Ahí está enterrada la perra de los anteriores inquilinos.”
Una vez estuvo a punto de morir. No sé qué comió pero se le perforó el intestino, peritonitis, y la llevamos al veterinario. Se salvó de milagro, después de varias horas en el quirófano. Desde entonces no es un perro, es un gato, porque tiene varias vidas.
Ya ha salido en varios de mis libros y conoce a todos mis amigos. Cuando mi madre viene a casa de la farmacia, Berta le está esperando en la puerta, al lado de un cristal que tenemos. Berta otea la entrada esperando que llegue mi madre, y reconoce con facilidad el sonido del coche.
Nos tiene a todos calados. Sabe quién le da comida y quién no; quién la saca y quién no; quién la quiere más y quién la quiere menos, aunque la quiera. De mí sabe que soy demasiado cariñoso, que me gusta darle besos y acariciarla sin parar.
Berta duerme mucho, como todos los perros. Ve la vida de la casa, comprendiéndola a su manera. Ve cómo me levanto por la mañana, temprano, con mis libros y mi cuaderno, cómo tomo el desayuno y consigo que mi cabeza, que no trabaja demasiado bien por las mañanas, se ponga en marcha. Es mucho más inteligente de lo que parece, y si a veces tardas algo más en darle la comida, ella sube una pata a la mesa, luego otra… y al final consigue la comida. En eso la hemos educado mal, pero yo no he sido.
Estoy convencido de que los perros entienden el mundo, pero lo hacen a su manera. No somos más inteligentes que ellos; sólo somos diferentes.


E.M.R.

lunes, 5 de octubre de 2009

Por qué escribo en el blog

Porque sé que al otro lado de esta pantalla hay alguien, alguien distinto, con su personalidad, virtudes y defectos, con su vida y problemas. Con una inquietud. Sé que al otro lado de la pantalla hay alguien que quiere leer algo diferente todos los días, y que tiene la curiosidad del “qué vendrá después”.
Escribo en el blog porque soy un escritor del siglo XXI, un escritor que está dispuesto a arriesgarse, porque no sé cuánta gente entra en “Los días de Ícaro”. El blog es otro medio más, y adoro los medios de comunicación. Yo creo que me gustan tanto porque me gusta la gente, aunque tenga la fama, entre algunos, de raro. Me gustan los medios de comunicación, es sencillo, porque me gusta comunicarme.
Escribo en el blog porque creo en el futuro. La palabra siempre es una inversión de cara al futuro. La palabra logra sus máximos logros cuando pasa el tiempo, a veces mucho tiempo. Creo en la palabra, creo en el blog y creo en mí. Y creo en la gente que, de vez en cuando, pueda parar en esta pantalla.
Escribo en el blog porque me gusta la libertad, y aunque nos parezca que la tenemos entera, hay mucha menos libertad de lo que parece. El blog es un espacio de libertad. Tengo la autocensura de mi educación, sobre todo, pero hay muchas formas de decir las cosas.
En el blog yo soy el autor y el editor y puedo decir lo que quiera, puedo escribir el género que quiera, puedo colgar una simple frase, o una nota, o una idea para el futuro. El blog es presente, pero sobre todo futuro. Estoy seguro de que de este blog va a nacer, tarde o temprano, un libro, y ya está fluyendo hacia el blog textos e ideas que surgieron muy lejos de él.
En el blog entra todo, como en una novela, como en un buen ensayo. En realidad, no hay géneros literarios, sino escritores.
Me gusta escribir en el blog porque me apasiona escribir, no puedo vivir sin escribir; me gusta divertir, me gusta conmover, inquietar. Un escritor no es más que un potenciador de la realidad, y el blog es otra forma más de potenciar la realidad.
Si la vida, el mundo, la realidad tiene un grado cero, la literatura y el pensamiento revoluciona ese grado, y las agujas del ángulo giran de un lado a otro: 26º, 75º, 220º, 360º. Y la aguja sigue dando vueltas. Roland Barthes habló del “grado cero de la escritura”, pero no sé si quería decir lo mismo que yo. Escribir y leer buscan nuevas dimensiones en las viejas, las recrean, las disparan. También las crean. Cuando leemos y escribimos somos mucho más grandes, y lo que hemos leído y lo que hemos escrito, al igual que las imágenes que vamos captando en nuestra vida, pueblan y fecundan nuestra mente.
Una persona atenta sabe lo que otra tiene en la cabeza, porque ésta no lo puede ocultar. Por nuestras palabras y nuestros gestos, por nuestros hechos, sale al exterior nuestro yo interior. Para cultivar el yo interior, los modernos blogs tienen algo que decir: el yo hecho público, de manera mejor o peor, más o menos profesional, etc., pero el testimonio íntimo de cada uno se está volcando al exterior.
Es como si todos los diarios íntimos que se han escrito a lo largo de la Historia, salieran de sus cajones, abandonaran sus casas y abrieran sus páginas a la gente que pasa por la calle. Pero un blog es más complejo, mucho mejor que un diario íntimo. Ofrece muchas más posibilidades y, sobre todo, cuenta con el otro, con el internauta, con el lector.
Por eso escribo un blog, porque quiero estar ahí, con la gente que pueda querer leer lo que escribo, sobre los temas más variados. El blog, en mi caso, es como si los lectores se metieran en mi libreta de escritor y vieran lo que voy escribiendo, lo que voy viviendo.
Internet hace posible que vida, escritura y lectura se acerquen como nunca antes se habían acercado.
La grandeza no está en los medios, sino en nosotros, en nuestras palabras, en nuestras intenciones; por eso tendremos que ser nosotros los que utilicemos bien este nuevo invento. Que las dimensiones que exploremos merezcan la pena, que al lado de lo banal, chabacano e insignificante, encontremos en los blogs poesía, ciencia, arte, filosofía, crítica, comentario, análisis. Un blog debería iluminar nuestras vidas, partiendo de lo más íntimo de unas personas para penetrar en otras, abrir caminos, hacer los días más ricos. Ya la propia pantalla lo primero que arroja es luz.
Hacer los días más ricos. Por eso escribo en “Los días de Ícaro”. Porque me enriquece, y me gustaría enriquecer a otros, al igual que otros enriquecen mi vida.


E.M.R.

domingo, 4 de octubre de 2009

El Imperio de Lesteria

Cuando mi país era un imperio, una gran muralla lo rodeaba por entero. La muralla estaba vigilada por miles de arqueros que se relevaban unos a otros. Carros llenos de comida recorrían el interior de la muralla para aprovisionarlos. Esto fue hace mucho tiempo. Un día, los rolios penetraron la muralla, la ensancharon y penetraron con inmensos animales nunca vistos en mi país. Eran como ratas gigantes montadas por los soldados del invasor, y sus ojos eran como los de las moscas cuando se miran muy de cerca, grandísimos y brillantes.
Tuvieron éxito. Lo que fue un imperio, mi país, ahora es un pequeño territorio al noreste de Rolia, que consiguió anexionar nuestro inmenso territorio. La pulga sometió al león y lo parasitó. Algunos, no muchos, suspiran por la grandeza de mi tierra, y me animan a hacer algo, pero no sé qué hacer, aún no sé qué hacer.
La corona del gran Imperio de Lesteria fue pasando en silencio, de generación en generación, de heredero a heredero, entre proscritos. Ahora soy yo el heredero de Lesteria. Estamos hartos de ser esclavos encubiertos, de ser una especie de enclave turístico para los estudiantes de Rolia. Pero mi pueblo, reducido y anestesiado, no está preparado para una revolución.
Rezo a Dios todas las noches, todas las mañanas, al acostarme y al despertarme, para que salte la chispa de la libertad.


E.M.R.

sábado, 3 de octubre de 2009

El amor por la lectura

Mi madre siempre me contó una historia que para ella es importante y me explica muy bien. Es un poco imprecisa, no conozco las fechas, ni la edad exacta que tenía. Mi madre cuenta que yo fui el único de sus cuatro hijos que tuvo conciencia de saber leer. Me había encaprichado de una de esas ediciones del "Quijote" para niños, con viñetas, y debía de ir con ella a todas partes. Ese libro señala mi paso de no saber leer a saber leer. Un día, supongo que un domingo, estaba en el salón con mis padres y mis hermanos, y dije: “¡Papá, mamá, ya sé leer!”
Las exclamaciones no están de más. No sé cómo lo dije. Sé lo que me han contado, pero aquello fue un descubrimiento, un descubrimiento que ha marcado toda mi vida: leer, escribir, vivir.
Ahora trato de hacer un artículo sobre la lectura y llego a la conclusión de que leer es placer, descubrir, aprender. Leer es viajar, investigar, amar. Leer también es estudiar, y trabajar. Leer es comunicar, es conocer, y sobre todo, pienso ahora, leer es potenciarse, ensancharse. Leer es ser libre, ser más uno mismo, y serlo también con los demás.
Llevo toda mi vida leyendo, gran parte de mi vida escribiendo, y escribir es otra forma de leer, y leer es una forma de escribir. Cuando leo me apetece leer más, cuando leo me apetece escribir, cuando escribo me apetece leer.
Los beneficios de la lectura son claros: leer hace la vida más plena, más feliz. Leer es bucear en los demás y bucear en uno mismo. Leer hace rica y deseable la soledad, porque cuando leemos nunca estamos solos. Es más, queremos estar solos. Muchos escritores, entre ellos Borges y mi amigo Luis Alberto de Cuenca, se declararon lectores antes que escritores. Leer es un camino que tenemos siempre abierto, es infinito, pero tan hermoso, tan maravilloso.
Leyendo adquirimos sabiduría honda. Lo mejor de los hombres está en los libros, y los mejores hombres fueron grandes lectores. Cuando veo un libro, da igual dónde, se me van los ojos tras él. Leo todos los días, pero me queda todo por leer. Cuando era niño y quería ser escritor ya sabía que para serlo tenía que leer mucho.
Leer me ha educado por dentro, me ha hecho por dentro. Siempre regalo libros, hasta llegar a un punto que me he hecho pesado. Cuando entro en una casa sin libros me entristezco.
¿Cómo animar a leer? Según los edades. Yo sé que cuando era niño sentía que estaba en un ambiente cálido con los libros, con las aventuras de Verne o los mosqueteros de Dumas, y más todavía las peripecias del conde de Monte-Cristo. De adolescente tuve muy claro que leer era muy beneficioso para mí, y en primero de BUP leí un número desproporcionado de libros, sabiendo que me estaba alimentando de algo muy bueno. En el IMBA del Instituto de Empresa, donde estoy dando un curso sobre la palabra, escrita y hablada, les digo a mis alumnos, gente muy formada, que leer es lo mejor para hablar y para escribir, para hacernos por dentro, para hacernos, en el fondo, más nosotros. Leyendo, hablando y escribiendo dominamos la palabra, si ése es nuestro objetivo, y desde luego ahondamos en las diferentes dimensiones de que es capaz el ser humano.
Leyendo conocemos el mundo, en el sentido más amplio de la palabra, lo hacemos nuestro, y luego lo podemos volcar en los demás, al igual que otros lo hicieron con nosotros. Pero ¿qué voy a decir yo? No tengo remedio, estoy enamorado.


(Columna publicada en "El Norte de Castilla" el 30 de septiembre de 2009.)

viernes, 2 de octubre de 2009

Cambiar el mundo

Los que dicen que ellos no van a cambiar el mundo, se equivocan, si lo que quieren es cambiarlo. El mundo cambia constantemente, todos los días, pero los cambios generalmente son pequeños, inapreciables. Los que dicen que no pueden cambiar el mundo, no ven que ellos mismos, con pequeños cambios de actitud, ya lo están cambiando.
La acción de un hombre repercute en todo el sistema.

La esfera de aire

Nuestro conocimiento, que puede ser también sabiduría e inteligencia, es como una esfera aparentemente vacía por dentro, una esfera formada por una capa exterior, una capa de aire más denso que el del ambiente, una capa de aire denso que aprehende todo lo que tiene alrededor, lo asimila y lo utiliza.


E.M.R.

jueves, 1 de octubre de 2009

Gran piel

A la mujer no se le ve la cara, pero adivinamos que es una mujer por la larga melena rubia que se desparrama por la cama. La mujer tiene la cara pegada a la almohada. Ya es de día, pero normalmente la mujer no se levanta hasta tarde. Como no tiene que madrugar para hacer nada, prefiere quedarse en la cama todo cuanto puede.
Una gran piel de un animal que no conocemos, cubre a la mujer. Una piel muy agradable, abundante, sedosa. Una piel envidiable en una cama como ésta.
El hotel es de lujo. Todo es de lujo.
Pero la mujer está muerta, naturalmente.


E.M.R.