viernes, 30 de octubre de 2009

Qué sé yo

Ayer publiqué esta columna en "El Norte de Castilla":


El filósofo Michel de Montaigne, del que hablé hace unas semanas, se lanzó a sí mismo la siguiente pregunta en el comienzo de sus magníficos "Ensayos": ¿qué sé yo? Esta pregunta desencadena toda su reflexión, toda su obra. Conviene saber cuáles son los fuertes de cada uno antes de realizar cualquier prueba. Aquí me dispongo a hacer, en breve, lo que hizo Montaigne.
Por una parte tengo unos conocimientos o habilidades profesionales, y por otra extraprofesionales. Sé escribir, soy un buen lector, sé enseñar, conozco bien la literatura y el periodismo, por estudio, por afición y por trabajo. La carrera que estudié, Filología Hispánica, en la que me enseñaron mucho más que lengua y literatura, me dio una base humanística grande. Puedo leer, o puedo ver, literatura, arte, filosofía, y sé lo que estoy haciendo. Lo que aprendí se ensancha y cada vez aprendo más.
He leído muchos libros, quizá demasiados, y los sigo leyendo, con lo cual el bien o el mal va en aumento. Cada vez, es posible, escribo más, que es una forma de meditación, de reflexión, de puesta en claro lo que uno es, y una magnífica manera de llegar al otro, muchos o pocos, multitudes o grupos de amigos o expertos. Quién sabe.
Me gusta mucho el deporte, y lo practico asiduamente, luego sabré de deporte. No lo veo mucho en la tele, pero raro es el día que no salga a correr, que no juegue al tenis, que no nade un poco, que no haga algo de deporte.
Durante años fui mucho al cine, una película a la semana por lo menos, y también veía muchas películas en vídeo. Hoy ya no lo hago tanto, pero sin duda esto me ha creado un buen fondo para hablar con los demás, para entender mejor el cine y para escribir de otra forma. Creo que tengo un buen conocimiento cultural, amplio y rico, siempre proclive a aumentar.
Conozco a las personas, porque me gusta tratarlas, aunque algunas veces me han dicho que soy ingenuo. También me dicen que soy buena persona, y creo que las dos cosas están muy conectadas. Cuando a uno le gustan las personas, las busca, las trata y aprende de ellas. Tenemos muchas mezquindades, pero también muchas grandezas. Si fuera más desconfiado diría que conozco bien la naturaleza humana, pero no soy tan desconfiado: es posible que siempre crea que las personas que conozco son mejores de lo que son en realidad. En todo caso tengo esperanza de que lo sean.
Hubo una época en que me precié de conocer a las mujeres. Si esto era verdad, se me ha debido de olvidar, o me he quedado desfasado. También debo decir que he perdido cierto espíritu deportivo útil a la hora de tratar a las mujeres. Aclaro que soy soltero y todavía quiero ligar.
Sé de libros y de lo que contienen, lo cual es mucho, porque en los libros entra el Universo, pero a veces me pregunto si no he perdido cierto contacto real con las cosas y las personas. La realidad de los libros no es menos real que la realidad de la calle, pero es otra realidad, complementaria quizá, explicativa, esencial, pero otra.
Sé muy poco de números, de ciencia, de matemáticas; me he quedado con la educación del colegio, que tampoco está mal, porque noto que funciona cuando lo necesito. Me interesa la ciencia y me gusta la divulgación científica, pero no tanto como para abandonar las letras. Siento, de todos modos, que se produjera la distinción y especialización entre letras y ciencias. Hubiera podido ser más completo.

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