lunes, 5 de octubre de 2009

Por qué escribo en el blog

Porque sé que al otro lado de esta pantalla hay alguien, alguien distinto, con su personalidad, virtudes y defectos, con su vida y problemas. Con una inquietud. Sé que al otro lado de la pantalla hay alguien que quiere leer algo diferente todos los días, y que tiene la curiosidad del “qué vendrá después”.
Escribo en el blog porque soy un escritor del siglo XXI, un escritor que está dispuesto a arriesgarse, porque no sé cuánta gente entra en “Los días de Ícaro”. El blog es otro medio más, y adoro los medios de comunicación. Yo creo que me gustan tanto porque me gusta la gente, aunque tenga la fama, entre algunos, de raro. Me gustan los medios de comunicación, es sencillo, porque me gusta comunicarme.
Escribo en el blog porque creo en el futuro. La palabra siempre es una inversión de cara al futuro. La palabra logra sus máximos logros cuando pasa el tiempo, a veces mucho tiempo. Creo en la palabra, creo en el blog y creo en mí. Y creo en la gente que, de vez en cuando, pueda parar en esta pantalla.
Escribo en el blog porque me gusta la libertad, y aunque nos parezca que la tenemos entera, hay mucha menos libertad de lo que parece. El blog es un espacio de libertad. Tengo la autocensura de mi educación, sobre todo, pero hay muchas formas de decir las cosas.
En el blog yo soy el autor y el editor y puedo decir lo que quiera, puedo escribir el género que quiera, puedo colgar una simple frase, o una nota, o una idea para el futuro. El blog es presente, pero sobre todo futuro. Estoy seguro de que de este blog va a nacer, tarde o temprano, un libro, y ya está fluyendo hacia el blog textos e ideas que surgieron muy lejos de él.
En el blog entra todo, como en una novela, como en un buen ensayo. En realidad, no hay géneros literarios, sino escritores.
Me gusta escribir en el blog porque me apasiona escribir, no puedo vivir sin escribir; me gusta divertir, me gusta conmover, inquietar. Un escritor no es más que un potenciador de la realidad, y el blog es otra forma más de potenciar la realidad.
Si la vida, el mundo, la realidad tiene un grado cero, la literatura y el pensamiento revoluciona ese grado, y las agujas del ángulo giran de un lado a otro: 26º, 75º, 220º, 360º. Y la aguja sigue dando vueltas. Roland Barthes habló del “grado cero de la escritura”, pero no sé si quería decir lo mismo que yo. Escribir y leer buscan nuevas dimensiones en las viejas, las recrean, las disparan. También las crean. Cuando leemos y escribimos somos mucho más grandes, y lo que hemos leído y lo que hemos escrito, al igual que las imágenes que vamos captando en nuestra vida, pueblan y fecundan nuestra mente.
Una persona atenta sabe lo que otra tiene en la cabeza, porque ésta no lo puede ocultar. Por nuestras palabras y nuestros gestos, por nuestros hechos, sale al exterior nuestro yo interior. Para cultivar el yo interior, los modernos blogs tienen algo que decir: el yo hecho público, de manera mejor o peor, más o menos profesional, etc., pero el testimonio íntimo de cada uno se está volcando al exterior.
Es como si todos los diarios íntimos que se han escrito a lo largo de la Historia, salieran de sus cajones, abandonaran sus casas y abrieran sus páginas a la gente que pasa por la calle. Pero un blog es más complejo, mucho mejor que un diario íntimo. Ofrece muchas más posibilidades y, sobre todo, cuenta con el otro, con el internauta, con el lector.
Por eso escribo un blog, porque quiero estar ahí, con la gente que pueda querer leer lo que escribo, sobre los temas más variados. El blog, en mi caso, es como si los lectores se metieran en mi libreta de escritor y vieran lo que voy escribiendo, lo que voy viviendo.
Internet hace posible que vida, escritura y lectura se acerquen como nunca antes se habían acercado.
La grandeza no está en los medios, sino en nosotros, en nuestras palabras, en nuestras intenciones; por eso tendremos que ser nosotros los que utilicemos bien este nuevo invento. Que las dimensiones que exploremos merezcan la pena, que al lado de lo banal, chabacano e insignificante, encontremos en los blogs poesía, ciencia, arte, filosofía, crítica, comentario, análisis. Un blog debería iluminar nuestras vidas, partiendo de lo más íntimo de unas personas para penetrar en otras, abrir caminos, hacer los días más ricos. Ya la propia pantalla lo primero que arroja es luz.
Hacer los días más ricos. Por eso escribo en “Los días de Ícaro”. Porque me enriquece, y me gustaría enriquecer a otros, al igual que otros enriquecen mi vida.


E.M.R.

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