miércoles, 7 de octubre de 2009

Fe en el ser humano

Hay que tener más confianza en el ser humano, y lo digo en primera persona. No siempre confío en los valores del hombre, y más en esta época. Quizá otras fueran peores, quizá ésta sea mejor que todas las anteriores. Yo sólo he vivido ésta.
Sólo sé que hoy se me ha llevado el coche la grúa, fuera de mi casa, fuera de mi ciudad, y que encontré a mi lado toda una conspiración del bien. Me ayudaron varias personas: a localizar a la policía, a localizar el depósito de coches, a leer las "Páginas amarillas", yo, experto en libros, que no sé leer estas guías.
Un hombre, un joven, se ofreció a llevarme al depósito de la policía municipal, "porque me vio preocupado". Eso me dijo.
Casi me pareció barato lo que tuve que pagar por sacar mi pequeño coche blanco, el "escritor-móvil", que es como llamo a todos mis coches, mis pequeños coches.
Un despiste, una equivocación, un llamarme tonto muchas veces, pero un saber que todo se puede pasar, todo se puede superar, lo pequeño y lo grande, y que en lo peor del camino es donde te sale la mejor gente.
Hoy he recuperado algo de la fe perdida por el ser humano. Yo también tengo muchos defectos, no soy ningún modelo, tan centrado en "lo mío".
"Si hubiera estado en tu situación, a mí me hubiera gustado que alguien hiciera lo que estoy haciendo contigo". Eso fue lo que dijo mi nuevo amigo.
Conozco su nombre de pila, pero no lo voy a decir por respeto. Le llamaré Amigo.
Dice Aristóteles que amigo es el que hace algo por nosotros. Él era mi amigo, es mi amigo.
Soy unos euros más pobre, pero mucho más rico humanamente. Mi fe en el ser humano se ha robustecido.
Ahora no sólo creo en Dios; también creo en el hombre. Somos capaces de todo cuando nos vemos en el espejo del otro.


E.M.R.

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