domingo, 30 de agosto de 2009

Sánchez Dragó: "La literatura tiene que ser un añadido al mundo"

(Hoy publico la primera parte de una entrevista con Fernando Sánchez Dragó. Se la hice en septiembre de 2008, y creo que no ha perdido vigencia. Dragó sigue escribiendo su libro de memorias, o por lo menos aún no lo ha publicado. Es una entrevista inédita, y por lo tanto tiene más valor.)

Es un escritor mediático, presente en todos los medios de comunicación nacionales. Es un gran viajero, ha estado en decenas de países, y el fruto de sus viajes ha desembocado en libros como "Gárgoris y Habidis" o "El camino del corazón", entre otros muchos títulos. Ahora Sánchez Dragó está escribiendo sus memorias, entre la memoria y la ficción, que podrían titularse "Niño raro, niño lobo", aunque tiene más de treinta títulos para elegir.
Sánchez Dragó no tiene pelos en la lengua, y para todos tiene una palabra interesante o un libro que recomendar. Al realizar esta entrevista el escritor se encontraba en Barcelona, en sus múltiples tareas como presentador televisivo y conferenciante. Aquí hablamos de su pasado, de la literatura y de su ser más íntimo.

"-¿Por qué es tan viajero, “un saltamontes”?"
-Es como si me preguntaras por qué soy tan moreno. Yo nazco como un carácter, como una vocación, como un destino, y los destinos se trenzan en mi vida. La mayor parte de los libros que leo de niño son los de viajes, y los primeros libros que escribo son de viajes.
"-¿Siempre ha viajado?"
-Desde que me acuerdo he viajado, hasta el punto de que hice mi primer viaje transoceánico con un año, cuando salté con mi madre y mi hermana en una avioneta hasta Orán. Y desde ahí a Melilla... acabamos en Galicia, y todo eso sucedió en mi segundo año de vida. Desde mis quince años eché a caminar por Castilla; le cogía un poco de dinero a mi madre y me echaba a caminar.
"-¿De dónde nacía ese impulso?"
-Supongo que era la frase de Baudelaire: “Al fondo de lo desconocido para encontrar lo nuevo.” Lo malo es que detrás de la raya del horizonte suele haber turistas con alpargatas. Ya no resopla allí Moby Dick.
"-¿Dónde está la relación entre el viaje y la escritura?"
-Cuando empiezas un libro no sabes dónde te va a llevar el libro. El viaje es zigzaguear. Yo defino el viaje como el trayecto más largo entre dos puntos. Es una experiencia muy parecida a la de escribir un libro. El ser humano está hecho de bipolaridades: apolíneos y dionisíacos, nomadismo y sedentarismo… Esto está inscrito en los orígenes de la humanidad, en el inconsciente colectivo de la humanidad. Yo nací nómada.
"-Está escribiendo un libro sobre “los momentos estelares de mi vida”. ¿Cuál fue el primer impulso del libro?"
-El impulso del libro es escribir mis memorias, pero mi vida es muy rica y me va a llevar varios tomos contarla. Ése es el primer problema; el segundo es que tengo que evitar sucesos que ya he contado, porque toda mi literatura es autobiográfica; a veces en primera persona, novelado, pero siempre he ido contando grandes parcelas de mi vida.
"-¿Cuál es el primer “momento estelar”?"
-Mi primer recuerdo, mío, no que me lo hayan contado… la primera imagen que tengo remontándome en el tiempo, es que tengo tres o cinco años y viene una mujer a casa y me pregunta: “¿Y tú qué quieres ser de mayor?”
"-¿Cómo es ese libro tan “particular”?"
-No es una autobiografía, es muy novelado, muy literario y está escrito buscando momentos estelares, según el modelo que acuñó Stefan Zweig, en lo personal y en lo histórico. En mi caso es lo personal. Yo estoy descubriendo momentos agazapados en mi subconsciente, que ignoraba que existieran y que fueran tan importantes para mí. Es como tumbarte en el diván del sicoanalista, pero el sicoanalista soy yo.
"-Y por lo tanto es un libro bastante sorprendente para usted."
-De todos los libros que he empezado éste es el que menos sé dónde me va a llevar.
"-¿Cuál es el momento más estelar de los que ha escrito?"
-Éste que le he contado es muy estelar, porque yo no recordaba que a esa edad quisiera ser escritor. Es muy raro que un niño con cuatro años quiera ser escritor, que lo tenga tan claro. Fue como una iluminación, algo que sucedió dentro. En aquella persona era “el principito” que todo lo aprendió en los libros y en los cines.
"-¿Qué películas?"
-En aquellos momentos, por ejemplo, la película "Las cuatro plumas" me descubre el espíritu del viaje, de la aventura, África, el Sáhara… cosas que luego serán constantes en mi vida. La otra película fundamental es El mago de Oz, donde se invitaba a descubrir a los personajes agazapados en el subconsciente, para ser valiente, tener la cabeza fría y el corazón caliente, porque eso es ser un hombre.
"-Eso es lo que pedía Unamuno."
-Sí, en efecto. Luego hay libros como "Guillermo", "Tom Sawyer", muy importantes para mí, y está el descubrimiento excelso que es el primer atisbo de la sexualidad. Se produjo el mismo instante en que apareció la señora a la que le dije que quería ser escritor, que era muy pechugona. Yo recuerdo ahí un impulso sexual, porque le miraba el pecho. Así yo me voy dando cuenta de cómo van surgiendo elementos fundamentales en mi vida: el sexo, la aventura, el viaje…
"-¿Qué pensaba al leer esos libros?"
-Cuando leo "Guillermo" y "Tom Sawyer", quiero ser estos dos personajes, pero cuando veo El mago de Oz quiero ser Judy Garland. Es el ying y el yang, la bipolaridad. A mí me habría encantado ser mujer, pero seguro que si hubiera nacido mujer me hubiera gustado ser hombre.

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