domingo, 15 de noviembre de 2009

Ágatha Ruiz de la Prada y Umbral II

(Doy la segunda parte de mi entrevista con Ágatha Ruiz de la Prada sobre su relación con Umbral.)


-¿Y estás convencida de que va a quedar en nuestra Historia de la Literatura?
-Convencidísima. Es que yo creo que no hay un escritor mejor que Umbral: es una cosa espectacular. Yo he tenido millones de anécdotas con Umbral, porque he estado con él en cursos de El Escorial, sobre la moda, sobre la “Movida”… y he estado con él en Valladolid, donde pasó la primera parte de su vida.
-Cuenta una anécdota divertida, algo que merezca la pena que quede en este libro.
-Tengo tantas anécdotas que no se me ocurre. Por ejemplo, ir con él a Zalacaín, el mejor restaurante de Madrid, y pedir un tomate sin aceite, sin sal, cortado… y de repente, a las dos de la mañana, en el bareto más cutre, tomarse cualquier cosa. Ahora sale muy poco de su casa, y es una pena. Cuando vivía en Madrid salía todas las noches, le encantaba, vivía a base de ir a sitios, de estar en las inauguraciones, en los estrenos. Entonces, el día que decidieron él y España irse a vivir a un chalé de lujo, “La Dacha”, como dice él, eso le aisló del mundo.
-Seguro que tienes alguna anécdota más que contar.
-Una vez fuimos Paco y yo jurados de Eurovisión, y en esa época yo me maquillaba a mí misma, un poco como un payaso, como mal pintada… blanco, a base de manchas blancas. Llegamos a Televisión española y Paco Umbral dijo: “Yo quiero que me maquille Ágatha.” Y salimos los dos maquillados, y es cuando yo dije lo de “Amor y lujo”, y estaba cantando Paloma San Basilio, y Paco y yo estuvimos haciendo el imbécil en la tele. Pasamos completamente de Eurovisión, que no sé ni cómo nos pudieron elegir jurado, qué pintábamos ahí. Hemos estado en millones de sitios…
-Yo sé que la anécdota de Umbral en el programa de Mercedes Milá, a ti te parece genial.
-Eso fue una de las cosas maravillosas de la tele, de lo más espectacular que ha habido en Televisión Española, el famoso programa en el que Paco dijo: “Pero bueno, hemos venido a hablar de mi libro… Yo me voy.” Ese tío que sabe cortar la tele es fantástico, porque a ti te preguntan una cosa en televisión y estás asustado, pero de repente aparece un tío que corta completamente a Mercedes Milá, domina él, está tan genial… Fue de las cosas suyas más alucinantes.
-¿No crees que eso le ha perjudicado?
-Él está, para mí, por encima de todo, por encima del bien y del mal. Aquello fue maravilloso. A mí que no me gusta la tele, eso me encanta. Cuando en la tele, que me espanta, porque es una vulgaridad, de repente entra un artista… Yo me acuerdo de otra anécdota que fue maravillosa: Ceseepe con Paloma Chamorro en televisión.
-Merece la pena que lo cuentes.
-Una vez llevaron a Ceseepe a La edad del oro. Paloma Chamorro le preguntó algo, y él, que llevaba un pedal tremendo, sólo le decía: “¿Qué tal estás, Paloma? ¿Qué tal estás?” Cómo la tele se convierte en un acto artístico, en una creación, porque pasas de la tele, te olvidas, pasando totalmente de lo que te preguntan. Umbral es un ejemplo de cómo una persona puede sobreponerse a la televisión.
-Entonces, para ti, no sólo no le ha perjudicado sino todo lo contrario.
-Para mí le engrandeció. “Yo he venido a hablar de mi libro, yo me voy…” No va a hacer lo que quiere la presentadora, sino lo que quiere él, porque es un artista. Si tú dices en estos años qué ha sido la tele, yo te pondría lo de Umbral y lo de Ceseepe. Además, es cierto, en la televisión la gente te utiliza; te cortan, te ponen la publicidad, te preguntan una majadería... Yo ya no voy a la tele. Pero desde luego admiro mucho a Umbral comportándose de ese modo.
-Los dos estáis tan vinculados, también, porque tenéis una gran conciencia de creadores.
-A él le ha gustado la gente especial… Como estos últimos años han sido un poco duros, nos olvidamos de lo que ha sido Umbral, y fue lo máximo.
-¿Para ti qué significa que hagan este libro?
-Es una cosa que yo había pensado hace muchísimos años. He ido guardando todos los artículos que he visto que Umbral escribía de mí. Pero cuando él me lo dijo, pensé: “Esto es maravilloso”. Para mí es lo máximo: tener al intelectual que yo más admiro de España con mucha diferencia, que quede un testimonio de esto me parece un lujo. Para mí eso es el lujo, más lujo que mil abrigos de visón.
-Te lo dijo en un momento difícil.
-Me lo dijo el año pasado en el hospital. Ya sabes que él es muy aprensivo, y en cambio no se cuida nada, porque si se hubiera cuidado un poco yo creo que no se hubiera puesto enfermo. Leyendo el suplemento de Salud de El Mundo, haces una vida medianamente sana y no te pasan estas cosas; yo creo que hay que andar y estar activo. Umbral, cuando estaba en Madrid, andaba y hacía una vida mucho más sana.
-Para ti es fundamental que Umbral viviera en Madrid.
-Él era Madrid. Si no iba él a las cosas era como que no estaban pasando. Paco es un poco como el Truman Capote de Madrid, y a él le gustaba llegar a un sitio y montar el numerito, dejando constancia de todo. Pero si ya te tienes que ir en un taxi, no sabes cómo cogerlo, estás incómodo… Él, cuando vivía en Madrid, se iba enrollando con todo lo que iba pasando, y salía andando de su casa.
-Has dicho que es el Truman Capote de Madrid.
-Yo creo que para el extranjero Madrid es Almodóvar, y también Madrid es mucho Almodóvar, pero en escritura es Francisco Umbral. No ha habido nadie, desde luego en el siglo XX, que refleje Madrid como él. Él ha sido Madrid durante muchos años; en el momento en que deja de vivir allí y lo meten en una urbanización como de ricos, se aleja de Madrid y pierde un poco el sentido de su vida. Él estaba en el día a día de la ciudad, cuando sus crónicas contaban lo que pasaba en Madrid: un estreno, una inauguración… Y sólo era Madrid lo que él quería.
-¿Qué crees que vio en ti al principio?
-Yo creo que le parecí rara, y que cuando admiras muchísimo a alguien el otro dice: “Qué lista es esta tía que se ha dado cuenta de que yo soy la bomba.” Él ha estado en mis desfiles, en mis exposiciones… y ha estado muchas veces en casa. Los dos teníamos el sentido del happening.
-Montar el espectáculo…
-Aunque a veces hubiera muy poco público. Yo siempre he tenido la sensación de que Umbral era el escritor más importante que he conocido en mi vida, y he conocido muchísimos.
-Cuando él se va a Diario 16, tú le dices a Umbral: “Que no se te olvide que tú no eres un fichaje de Pedro J. Ramírez, sino de Ágatha Ruiz de la Prada.”
-Claro, porque cuando yo les presenté ya era muy amiga de Paco, aunque ya sabes cómo es; con Paco hay que tener mucho cuidado, según le coja el día… Y además, hay una serie de mujeres que son muy amigas de Paco. Por ejemplo, ahora, Inés Oriol, a la que Paco convirtió en un personaje, va a visitarlo dos o tres veces por semana y se porta fenomenal. Yo desgraciadamente estoy yendo mucho menos de lo que debería.
-Él ha creado una galería de mujeres, que cita constantemente en sus columnas, que aparecen en sus libros, incluso con nombres figurados, y que convierte en personajes.
-Las mujeres de Paco siempre son mujeres extrañas. Él siempre decía: “Las tontas son muy peligrosas, porque le tocas el culo a una tonta y tienes tonta para toda la vida.” Ésa es una frase muy de Paco. A él le gustan mucho las mujeres inteligentes y también extrañas. En general, le gustan mucho las mujeres. Yo creo también que él está muy obsesionado con su madre, que debía de ser una mujer muy moderna para su época.
-Y está cómodo con las mujeres.
-Muy cómodo, mucho más que con los hombres. Por ejemplo, a él le gusta mucho Pitita, y a Pitita le gusta mucho Umbral, porque a pesar de que Pitita, digamos, es una mujer pija, teóricamente, por el entorno social (hija de un banquero…), Pitita es una mujer con mucha sensibilidad y en seguida se da cuenta de quién es Umbral, y se convierte en un personaje umbraliano.
-Parece como si todas os hubiérais dado cuenta pronto, porque la Duquesa de Alba también se dio cuenta.
-Bueno, es que la Duquesa de Alba en estas cosas de los hombres es listísima. Siempre ha tenido unos amigos bárbaros, y siempre ha admirado mucho a los intelectuales, y el poder que ha tenido Umbral durante muchos años ha sido total.
-¿Cómo era ese poder?
-Eras o no eras si te citaba Umbral, y si él llegaba a una exposición era un éxito: “Ha estado Francisco Umbral…” Y para mí el gran momento de separación es cuando Umbral se va a “La Dacha”, y desaparece. Yo le he visto en todas las etapas: esta última fase, en el hospital… y toda la primera fase, de Universidades, de ser la superestrella.
-Tú también fuiste conocida muy pronto.
-Desde que empecé… la gente me conoció en seguida. Y una de las razones a lo mejor fue por Umbral. De todas formas, lo suyo ha sido muy especial. La gente que lo queremos y admiramos, en el fondo somos muy amigos. Yo creo que soy muy amiga de todas las mujeres de Umbral.
-¿Esa galería es un verdadero grupo?
-Hay una complicidad. A mí me gustaría hacer un análisis, y tú lo sabrás mucho mejor que yo, de quiénes son estas mujeres. También Rossy de Palma salía mucho… Me encanta ese título que utilizaba Umbral: Los cuerpos gloriosos, maravilloso.


Eduardo Martínez Rico

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