domingo, 8 de noviembre de 2009

A quién va destinado el Periodismo Cultural

(Continúo publicando escritos míos sobre Periodismo Cultural, que sirven como complemento a mis clases en School of Communication de IE University.)


Los lectores del periodismo cultural son gente relacionada con el mundo de la cultura, casi siempre: profesores, escritores, periodistas, editores… Cada campo sigue con mucha atención lo que se publica sobre su medio. Yo he trabajado en una editorial y pude ver cómo seguían, con qué atención, lo que se publicaba en los suplementos culturales y en las revistas literarias. Estaban permanentemente al día.
Los profesores de literatura, en los colegios, utilizan muchas veces las páginas de Cultura para ilustrar algún acontecimiento importante: un premio, la muerte de un escritor…
Los profesores de Universidad no lo utilizan en clase, o por lo menos yo no tuve ninguno que lo utilizara, pero también están al día. Que no enseñen los recortes de prensa no significa que no utilicen esa información para sus clases.

Un gran escritor, un gran éxito de ventas, Alberto Vázquez-Figueroa, me dijo a mí, escritor joven: “los suplementos literarios, ni mirarlos”. Pero los escritores están al día de las críticas, de lo que se publica sobre ellos y sobre otros, colegas y competencia.
AVF me decía esto porque los suplementos culturales pueden coartar la creatividad y la imaginación de un escritor. Al final puedes escribir lo que quieren otros, los críticos, y como quieren, cuando la libertad debe presidir la obra de un escritor. Los críticos son lectores profesionales, pero yo me fío mucho más del consejo de un escritor, como AVF, que de un crítico. Por supuesto.
Digamos que el escritor es un fabricante de máquinas literarias, de motores, mientras que el crítico es un hombre que contempla esas máquinas, desde fuera, mucho más desde el exterior. A la hora de “fabricar” una de esas máquinas, el consejo de un colega, de un escritor, es mucho más útil que el de un hombre que se dedica a leer y juzgar, no a escribir, a mancharse los dedos con el aceite de las piezas, de la máquina.
Dicho esto los suplementos culturales dan una información muy buena, y bastante profunda, porque están especializados, sobre la Cultura y lo que va apareciendo, en cine, literatura, danza, etc. Su objetivo de satisfacer las ansias de algunos lectores de tener una cultura amplia y variada, se ve realizado.

Pero el mayor número de lectores del periodismo cultural lo constituye un público muy interesado, que no tiene porqué pertenecer a un ámbito profesional de la Cultura. Por ejemplo, un adolescente que quiere ser escritor y se está nutriendo de lecturas. O un abogado, cualquier profesional, especialmente culto que busca recomendaciones o simplemente estar al día.
-Las páginas de Cine son más seguidas que las literarias. Mucha gente no va al cine sin leer las críticas, y cuando hay que elegir película se guía por los críticos. Quién no ha oído la siguiente frase: “He leído una mala crítica de ésa…” Volvemos a la responsabilidad del crítico, y del periodista cultural en general, que se deriva de la confianza que la sociedad pone en él. Y en esto no se diferencia de otros periodistas.

Los periodistas culturales deben transmitir cultura a los lectores, y eso es lo que buscan éstos en ellos. Pero hay que evitar un riesgo, un exceso, y es caer en la cultura indirecta. Los suplementos culturales pueden convertirse en cultura estancada donde críticos y especialistas dan vueltas sin cesar a lo mismo, demostrando que son muy cultos pero dando cultura para una minoría. La cultura debe ser libertad, debe estar abierta a todo, y a todas las manifestaciones culturales, y debe tener siempre un toque de elegancia literaria, de atractivo para los lectores. El periodista cultural debe evitar la excesiva recreación en el contenido de su trabajo e ir en busca del lector, seduciéndolo, tanto en los temas como en las formas.
Al escritor, periodista, crítico, estudiante… que está acostumbrado a leer clásicos u obras maestras, le recomiendo que de vez en cuando se lea un best-seller. Se enriquecerá mucho, y además él puede hacerlo, porque es más difícil que lo haga alguien en sentido contrario, alguien que sólo lee best-sellers que lea algún clásico u obra maestra. Le costará mucho más.
Hay que leer variado, y, si se puede, escribir variado. Somos más ricos cuanto más abiertas y variadas sean nuestras influencias, cuanto más abiertas tengamos nuestras mentes. Un periodista cultural debe estar dispuesto a asimilarlo todo, porque ése será su trabajo, hacerlo y luego contárselo a los lectores.
En Occidente hemos tenido desde antiguo un déficit: nuestra ignorancia casi total de las culturas orientales. Yo tengo ese déficit y algo he podido subsanarlo; os invito a asomaros a la literatura árabe, china, japonesa, africana…
En Occidente pensamos que somos los únicos que pensamos, escribimos, pintamos, etc. Los artistas que se han acercado a otras culturas han hecho de sus obras algo mucho más valioso.
En este sentido, en España, el ejemplo más claro quizá sea Juan Goytisolo, ejemplo además de escritor comprometido.

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