domingo, 22 de noviembre de 2009

El lenguaje literario aliado con el periodístico.

El lenguaje periodístico, salvo raras excepciones, normalmente columnísticas, debe ser claro, sencillo, informativo, con buen estilo literario.

El lenguaje del periodista cultural no se debería diferenciar del de cualquier otro periodista, pero en realidad tiene un plus. Si el periodista debe escribir bien, y ya hablaremos de esto, el periodista cultural debería escribir mejor, porque sus contenidos, propiamente culturales, implican un mayor nivel de sensibilidad, de estilo, de pensamiento, etc. Hay que escribir sobre cultura con la misma exigencia que tiene la alta cultura.
La primera premisa del periodista cultural, o del periodista, es la claridad. El lector tiene que entender lo que le contemos o expliquemos a la primera, y sin apenas esfuerzo. Si conseguimos esto ya es bastante. Esto implica elegancia y buen estilo. No por ser rebuscados escribimos mejor ni somos más inteligentes. Ortega decía que la claridad era la cortesía del filósofo, pero en el caso del periodista no es cortesía es obligación.
Los grandes periodistas han acabado siendo grandes escritores. Echad una ojeada a A sangre fría, de Truman Capote, y analizad su estilo. Capote es como una cámara que sigue los acontecimientos y los muestra tal como son, transparentes. Esto no significa que no haga observaciones, que no sea subjetivo… Significa que traslada la realidad al lector, y que el que debe juzgar en última instancia es el lector. Al final, el periodista, aunque dé su opinión, lo que hace es mostrar al lector una información, incluida su valoración, para que el lector la sopese y la tenga en cuenta.
Cuando un lector de periódicos lee una noticia convencional no tiene por qué disfrutar con la prosa del periodista. Aunque en este caso también haya calidad de escritura: objetividad, transparencia, laconismo, veracidad… Pero cuando un lector lee una noticia cultural, una entrevista, una crítica literaria o un artículo de viajes, tiene que estar a gusto con lo que está leyendo, y en muchos casos las fronteras entre periodismo y literatura se borran.
Aunque el lector no lo sospeche, muchas veces la diferencia entre una buena entrevista, un buen artículo, y una mala entrevista o un mal artículo, es la forma como está escrito el texto. Cuando hacemos una entrevista, después de documentarnos y hablar con el personaje, llega el momento de transcribirla. De la calidad de esa escritura, de la “calidad de página”, como decía Lázaro Carreter, va a depender gran parte de la calidad de la entrevista o el artículo. Y de esa calidad puede depender que el texto trascienda en texto literario, es decir, que permanezca.



-Debate: ¿El periodismo y la literatura son una misma cosa? ¿El periodismo puede ser literatura, o son disciplinas completamente distintas?
-Notas para la entrevista con Samuel Martín-Barbero.
-Conferencia de Zaragoza sobre Periodismo y Literatura.
-Analizar con los alumnos ejemplos de gran calidad de periodismo cultural y otros de baja calidad.

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