domingo, 6 de septiembre de 2009

Auto-examen II

Ayer escribí mi "auto-examen" y me he dado cuenta de que faltan detalles importantes, aunque siempre faltarán. Entre las virtudes debo decir que me dicen mucho que soy "buena persona", lo cual es muy bueno, sin duda, pero hay veces que pienso que no es ninguna ayuda para la vida. Una mala persona tiene menos escrúpulos para actuar. Pero en este sentido cada uno es lo que es; esto poco lo podemos cambiar, y depende mucho del legado de nuestros padres, de nuestra familia y de la gente que nos rodea.
También me dicen que soy buen amigo, y esto me gusta mucho, porque me gusta estar pendiente de la gente que quiero y quiero a mucha gente, porque me gustan las personas y me gusta tratarlas bien. Si dicen también que tengo el don de las relaciones humanas es porque quiero a la gente; supongo que esto está conectado con otra cualidad negativa que me encuentran algunos, que soy ingenuo. Imagino que a menudo sólo se puede querer mucho a la gente siendo ingenuo, o perdonando mucho, u olvidando mucho. También creo que la ingenuidad está relacionada con la bondad, aunque soy consciente de que hay que minimizar la ingenuidad.
Antes me decían, hace años, que no escuchaba, pero desde que me puse a hacer entrevistas ya no me lo dicen. Ahora puedo decir, orgullosamente, que sé escuchar. Es más, enseño a escuchar.
Y hay más virtudes y defectos que irán saliendo con los días. Si no los escribo, que a lo mejor los escribo, será por no aburrir.
"Conócete a ti mismo", decía el Oráculo de Delfos. Es una buena receta médica, vital, grandemente productiva, productora de felicidad.

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