Labro todos los días un pedazo de mi vida, de la gente que me rodea, de lo que llena mi cabeza.
Labro con un cincel una historia; es muy antigua, viene de muy lejos, del pasado remoto, y se lanza allá donde yo no llegaré.
Labro un poema, los versos de mi juventud, las palabras que me cuentan mis amores.
Labro un drama y una comedia, la de mi sensibilidad, la de mi bondad, que tantos disgustos me causa, que tan grande me hace, a mí y a los buenos.
Labro el mundo y el universo en un papel, concentrado en mi cuerpo y en mi mano, buscando el alma, por los siglos de los siglos, con la humildad de un hombre, con la nobleza de un hombre.
viernes, 18 de septiembre de 2009
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