domingo, 17 de enero de 2010

Dentro de la pirámide III

El pasado hecho presente


Hoy Egipto vive del pasado y del turista; por eso cuidan tan bien al viajero. El Cairo, la capital, es una ciudad tomada por la policía: cada treinta metros vemos un agente, fuertemente armado, y abundan los coches cargados con policías. El objetivo es conseguir que los visitantes se sientan protegidos de posibles atentados. Constantemente hay que pasar controles, y los europeos no están acostumbrados a ver perros olfateando explosivos a las puertas de los hoteles.
En El Cairo, la gente se acerca a ofrecer todo lo imaginable: guías, papiros, llaveros, pequeñas pirámides… Esto se hace un poco agobiante, pero hay que entenderlo: los turistas vienen a verlo todo, y los egipcios están para venderles todo. Ocurre lo mismo con las propias maravillas arquitectónicas, los museos, los barrios típicos… Se han juntado dos extremos que se necesitan y complementan. El turista, en el fondo, quiere comprar, y el egipcio vender. Como en cualquier comercio. Egipto se ha convertido en una gran industria turística: los faraones les dejaron su patrimonio actual, y los egipcios de hoy lo están administrando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario