sábado, 9 de enero de 2010

Meditación

Tienes el día tonto. No te apetece ni leer ni escribir, algo insólito. Áhora dices mucho esto, a quien te quiere escuchar: "Yo ya he conseguido lo que quería en la vida." Y más todavía. Has recibido más de lo esperaba, racionalmente, porque siempre hay sueños, y el hombre es un animal que sueña despierto. Pero bastante sueño es el impulso que nació en tu infancia y adolescencia. Escribes y publicas libros, y variados además, has escrito y publicado muchísimos artículos. Tuviste una época de sex-symbol juvenil... que ahora añoras, pero no tanto, después de todo, porque en tu vida cada etapa nueva es mejor que la anterior, aunque siempre haya que aguantar incomprensiones y cabronerías. Pero el fondo siempre es bueno y siempre cada vez mejor.
Eres feliz, muy feliz, y no sabes cuánta gente puede decir esto, aunque si hiciéramos una encuesta nos encontraríamos con que hay más gente feliz de la que parece. Tú ya hablas de esto con lo que se cruzan en tu camino, o con los que cruzas tu camino, porque la gente es muy tímida, mucho más cerrada que tú, y tienes casi siempre que ir a por ella. Todos vivimos en nuestro pequeño nicho, nuestra cueva con calefacción, aire acondicionado y DVD última generación. Y más todavía con Internet.
Pero tan feliz como eres te encuentras con que, tan realizado, ahora tienes la vida vacía. "Vacía", entiéndeme... La tienes y tienes que llenarla. Resulta que el hombre más feliz del mundo necesita buscarse aventuras para ser todavía más feliz, porque la felicidad que le desborda se ha quedado en nada. Es un problema filosófico, porque tú no renuncias absolutamente a nada de lo que tienes.
Sin embargo ahora ves cosas que antes no veías, o las ves de forma mucho más potente. Si la vida es un cuadro, hay zonas del cuadro que para ti antes eran secundarias y ahora no lo son, las ves mucho más. Pero ya pensarás/escribirás sobre todo esto, paso a paso.
Estás en casa, en Montepríncipe, despidiéndote de todo, haciendo limpia de libros, pensando muy seriamente en renunciar a las mujeres para siempre y meterte sacerdote. Es una broma, pero no del todo, porque eso tendrías muchas ventajas para ti. Pero ése no es tu camino, aunque muchas veces lo pensaras. Tu camino es caminar y mientras ir escribiendo todo, lo mejor, esperas, de lo que se te pasa por la cabeza, trabajándolo como el alfarero levanta sus obras, en tres dimensiones, a todo color o en blanco y negro. Pero mientras escribes y caminas, que fue lo que una vez te recomendó, ¿ordenó?, Sánchez Dragó en un libro, puedes hacer muchas más cosas. Los escritores siempre habéis sido hombres-orquesta. El que vale para escribir vale para todo, sólo hay que concentrarse, esmerarse.
¿Hay algo más bello que recogerse en un papel, o en "Los días de Ícaro", y compartir esta esplendorosa máquina que llamamos vida con los demás?
Yo vivo por ti, lector, persona, ser humano. Soy tu. Tú me hablas y yo escucho, escribo, invento, levanto edificios para ti. Somos una unidad, alzada en el aire, ahora en Internet, lo más parecido que conozco, real, al alma colectiva con la que sueño. Y esto existe: se llama Humanidad, o Animalidad, porque incluyo a todo.
Piensas que los conjuntos entran todos dentro de todos, unos dentro de otros, y que lo que hace falta es que funcionen lo mejor posible. Yo soy de Montepríncipe, Madrid, España, Europa, el mundo, el Universo, y siempre que viajo me siento del lugar que piso. Y cuando dices "siento" es para lo bueno y para lo malo. El sufrimiento también nos recuerda lo que somos, y es posible que nunca seamos más grandes que cuando sufrimos. Quizá los extremos: el amor, la euforia y el sufrimiento, la desolación.
No quieres extenderte: no te apetecía escribir y ahora ves que podrías llenar la tierra de páginas webs escritas de tu puño y letra. Pero ésa es una tarea colectiva que estáis haciendo entre todos, y si Borges soñó con un mapa que reprodujera punto por punto la Tierra, teniendo el tamaña de la Tierra misma, tú sabes que Internet cubre el mundo entero con sus contenidos, igual que los libros ya lo han hecho.
La calidad de esos contenidos será la calidad del ser humano en cada etapa de su vida. Nosotros, ahora, somos el mundo.

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