viernes, 24 de julio de 2009

Acciones por realizar

Pocas veces los libros son justamente valorados. O los vemos como objeto para entretenernos, que no está mal, o como soporte de textos de estudio, que tampoco está mal, pero esta visión puede contaminar toda una vida. Los libros son mucho más ricos que eso, y más poderosos, y más prácticos.
Los libros han influido a los mejores y a los peores en sus empresas. Carlos V, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, eran fervientes lectores de las novelas de caballerías y sus obras personales están totalmente influidas por esos libros. Y por otros.
Hay libros que no se vendieron nada en su momento, pero su influencia ha sido poderosa en la Historia. Hay libros que han marcado la Historia y apenas se han leído.
Los libros son peligrosos, para algunos, propagan ideas, ideales, dan fuerza, ánimo, enseñan lo que se puede hacer, muestran caminos. El que minusvalore un libro y le parezca algo inútil propio de ociosos, o de intelectuales sin voluntad, está muy equivocado. Un libro está lleno de posibilidades, y sí, puede ser peligroso, pero depende mucho de quien lo lea.
Un libro es una máquina de posibilidades.
Un libro puede ser el futuro, o puede contar el futuro. A todos los que hemos leído algunas novelas clave de ciencia ficción, el presente, con todos sus adelantos y ciertas barbaridades, no nos sorprende mucho. A veces, cuando uno ve algunas cosas futuristas tiene la sensación de que sus autores las han sacado de libros que hemos leído.
Pero cuando digo que un libro puede ser el futuro me refiero a que contiene acciones por realizar, inspiraciones, caminos.
Hay libros para todo tipo de lectores, y lectores para todo tipo de libros. Escribimos sobre todo y para todos. Hay libros que necesitan su momento para ser leídos, y no hay que violentarlo. Los libros mantienen con los hombres y las mujeres una relación de amistad, rechazo y amor, fecunda.

Eduardo Martínez-Rico

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