martes, 14 de julio de 2009

Nosotros somos el mundo

Pasará este verano, y luego otro y otro. El 2009 se convertirá en 2010, 2011, 2015. Pasarán los meses y añoraremos el verano, esperaremos el siguiente. Pasarán los años y miraremos las fotos de este verano, y recordaremos lo que vivimos, lo poco que recordemos. Lo bueno y lo malo. Nos haremos mayores, inexorablemente, de forma plena o más o menos incómoda.
Lo que no nos dice nadie, o apenas nadie, es “aprovecha lo que tienes, vive esto, tú que puedes, disfruta, trabaja pero disfruta, vive todo lo que puedas”.
Estamos tan acelerados todos, por la profesión o por el placer, que no nos paramos un segundo a mirar alrededor y valorar lo que tenemos, a saborear el minuto que estamos viviendo y que no volverá. Los del futuro pueden ser mejores, pero seguramente estos los vamos a ver con nostalgia.
Vivir el presente, el hoy, todo lo que hagamos. Vivir el rostro que nos devuelve el espejo. Pegar un brinco por estar vivos. Reírnos de nuestros miedos porque nos dicen que estamos vivos. Hacer de nuestros problemas una gran bolsa de vitalidad. Uno vive cuando lo pasa bien y cuando lo pasa mal, pero este segundo en el que escribo esta letra ya no va a volver.
En el calendario todavía pone 2009, verano. Que no pase la hoja sin haberlo vivido, conscientes de que estamos en la tierra con toda la mezcla de placeres, sueños y terribles experiencias. El mundo seguirá girando y llegará un momento en que lo hará sin nosotros. Que todo lo que hagamos, todo, tenga otra trascendencia. No es lo mismo hacer las cosas porque sí, que hacerlas conscientes, dejándonos un poco de piel en cada actividad. Somos únicos y hoy el mundo depende de nosotros, aunque sea de forma infinitesimal. Nosotros somos el mundo.


Eduardo Martínez-Rico

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