martes, 7 de julio de 2009

Días de espíritu

Días de verano en que parece que no pasa nada y va pasando todo. Días en que cuesta más trabajar, cada minuto está levantado a pulso y uno sueña con lo que no tiene y parece alejarse conforme pasan los segundos, los segundos del tedio.
Pero “poco a poco”, como dicen nuestras hermanas mayores, se va andando el camino, se va haciendo trabajo. “Poco a poco” vamos recordando otros veranos y el cuerpo nos pide piscina, mar y noche. El cuerpo siempre quiere vivir bien, pero nuestras personas, con nombre o apellido, no siempre se lo podemos dar. Y es bueno: algo de disciplina no nos vendrá mal.
Me duele ligeramente el espíritu en estos días de julio. El espíritu duele de vez en cuando; si no no sabríamos que existe. El espíritu duele en el corazón, en el estómago y de vez en cuando en pensamientos recurrentes que vienen a la cabeza.
Envidio a la gente regular como un tren que siempre llega a la hora, pero gracias a que yo no lo soy, pienso, puedo escribir todos los días, regularmente, como un tren que siempre llega a tiempo. La literatura es un oficio que no tiene las mismas exigencias que otros. Se mueve por las estrellas y los hombres, nos hace pasar hambre, nos hace incomprendidos de nuestra sociedad, pero la sociedad siempre ha amado a sus escritores y nos ha visto como hombres sagrados, entre el mendigo y el chamán de la tribu, el pequeño dios.
Saco adelante el trabajo que me he impuesto como si estuviera levantando el mundo. Cuando creo que me lo he ganado me doy un baño en la piscina –hoy no me lo he ganado-. Escucho música mientras pienso y escribo. Pienso en el verano que me espera lleno de trabajo y responsabilidad y en la próxima mujer que al mirarla me dirá “ven”, tan lejana.
Los seres humanos somos minúsculas criaturas que se mueven por la tierra, pero que mirados de cerca hacemos mucho ruido.
Hoy me apetecía escribir y me he sentado delante de mi blog. Yo no sé si alguien compartirá mi angustia de tedio de verano, la incógnita, el futuro y la promesa siempre abierta y cada vez más difícil de cumplir de que no me traicionaré a mí mismo.
Creo que cuanto más avanzamos por la vida más tenemos que cumplir con los compromisos de los demás, y menos capacidad tenemos para cumplir con los propios.
Duele el espíritu, ligeramente, en un día de julio. Me siento pesado, poco ágil, nada optimista. Necesito que me rescaten y lo más fácil para mí es inventarme la escapatoria. Una pluma entre los dedos te da el suficiente poder como para ir a cualquier parte, con quien uno quiere. Con quien sueña.
Escribir es crear un sueño mientras otro lo disfruta.

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