jueves, 23 de julio de 2009

Parábola

Hace muchos siglos había en Grecia un sabio de portentosa cabeza que era capaz de solucionar profundos problemas, y de ayudar a todos los reyes de su tiempo a resolver sus disputas. Pero este sabio era completamente inútil para los problemas prácticos y cotidianos. Se quedaba paralizado y le costaba mucho hacer lo que desde el principio debía haber hecho con mejor voluntad. Despreciaba lo pequeño, lo mecánico, lo de todos los días. Hasta que un día, por una de estas incapacidades, se ahogó un niño en el río de su polis, delante de él, sin que él hiciera nada. Se quedó paralizado, pensando, sudando, pensando, y luego fue a llamar a alguien. Hubiera sido tan fácil lanzarse al agua, aunque ya no fuera joven…
Entonces decidió dedicar un tiempo cada día a los problemas pequeños, prácticos y cotidianos, y llegó a la conclusión de que si era capaz de resolver lo más elevado mucho mejor podría resolver lo pequeño de cada día.
Y entonces se dio cuenta de que nunca había sido un sabio. Fue cuando aprendió a resolverse sus propios problemas, lo práctico de cada día, cuando se sintió de verdad sabio. Antes sabía que era un hombre capaz de vencer todas las tormentas y de sobrevivir a los océanos más encrespados, pero que perecía en un cuenco lleno de agua.
Jamás pudo olvidar que por su culpa se había ahogado un niño. Todos los días rendía honor a su memoria y le pedía perdón, pero también le daba eternas gracias por haberle enseñado a vivir, él que tan ufano estaba de su ciencia y de su razón.


Eduardo Martínez-Rico

2 comentarios:

  1. No estoy tan seguro que se quedará paralizado por desprecio, me da a mí que más bien era porque sabia que necesitaba tiempo para reflexionar y llegar a la mejor solución... y en lo cotidiano no hay tiempo para eso.

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  2. Se puede reflexionar en un instante para tomar una decisión y actuar. Muchas veces las mejores decisiones no son fruto de muchos desvelos; además, hay quien tiene todas las decisiones tomadas porque ya las ha meditado anteriormente. La vida nos presenta situaciones, siempre, muy parecidas unas a otras. Unos ejemplos tiran de otros, y quien ha resuelto un problema tiene resueltos muchos otros del futuro.
    Pero tal vez yo diga esto porque aún tengo mucho tiempo para pensar, meditar, escribir.

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