miércoles, 22 de julio de 2009

La obra

No te preocupes tanto por todos los errores que cometes, si te arrepientes de haber hablado mal de alguien al que quieres y no se lo merece. Toma nota del error, y que te duela, pero sigue adelante. Nadie es intachable, y tú menos que nadie. Por más perfecto que fueras no dejarías de cometer algún error.
Quieres ser mejor, y esto es un trabajo para cada día. Tienes que pulirte como los diamantes, a pequeños golpes, pero nunca te des uno tan fuerte que amenace romperte. Te morirás con mucho que perfeccionar. Éste no es un argumento para no dejar el perfeccionamiento, un ejercicio constante. Pero corrige rápido la página y pasa a la siguiente. Y no seas demasiado perfeccionista o nunca acabarás la obra. La obra eres tú, y tú estás en movimiento, en acción constantemente. No te das cuenta, pero te están leyendo siempre. La mujer que te gusta, tus amigos, tus jefes, tu familia, tus lectores.
Ánimo, mira atrás, pero como cuando conducimos y miramos el retrovisor del coche, rápidamente, de un vistazo, para luego mirar hacia delante. Delante estás tú, la vida, los que te salen al paso o decides encontrar. Está el futuro.


Eduardo Martínez-Rico

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